La eficiencia de los funcionarios en sus cargos se mide por el funcionamiento de las medidas que toman. En ese marco, se podría decir que no sale bien parado el ministro de Seguridad de Tucumán, Claudio Maley. Y es que la flamante Ley Antomotochorro, motorizada por él y por buena parte del oficialismo provincial no genera el efecto promulgado a los cuatro vientos. Más bien, el pueblo se pregunta si no es más bien una ley antitrabajador.
Tiempo atrás, los conductores de este tipo de vehículos plantearon que algunos puntos de la nueva medida atentan contra la Constitución. Cabe recordar que nunca se les dio lugar real a los motociclistas de exponer sus quejas y fundamentar sus reclamos. De movida, viola las garantías individuales cuando no a la misma Constitución. Y qué decir respecto de que menos traslado en motos implica más uso del transporte público.
¿Acaso es lo correcto en medio de la pandemia? Este tipo de medidas atentan, sobre todo, contra el más elemental de los sentidos: el sentido común. Y es que esto no tiene nada que ver con el motochorro, esto recae en el ciudadano de a pie que va a trabajar todos los días en este rodado. Por lo que atenta directamente con el laburante, que sufridamente con calor o lluvia se traslada arriba de una motocicleta con tal de llevar el pan a su casa.
Uno de los fallos que están en el corazón de esta ley y que Claudio Maley parece desconocer es que no determina qué pena le cabe al ladrón. Esto se debe a que las mismas se hallan en el Código Penal, mientras que la norma aprobada por la Legislatura nada dice de las penas para el delincuente. Se van contando de a decenas la cantidad de motociclistas que van muriendo bajo la violencia de los motochorros, que cada vez son más feroces en su accionar.
A estas víctimas, nadie las protege, tampoco la ley aprobada. Además, se produce un incremento en lo que a los controles de documentación de las motos se refiere. Lo que da lugar a una alta discrecionalidad de parte de las fuerzas de seguridad comandadas por Claudio Maley. Pero el principal factor que van en contra de esta medida es su falta de eficacia a la hora de lograr reducir la cantidad de fechorías que se producen arriba de una moto.
Estamos en una provincia en la cual hasta los taxistas asaltan a mano armada a señoras de 60 años en las inmediaciones del Hotel Hilton. ¿Dónde está el combate a la inseguridad que prometió el ministro de Seguridad? Hasta el momento se ha producido una involución en la República, que parece más de la época de los gladiadores del Imperio Romano, pero no por el brillo de la democracia que heredaron de los griegos. Sino porque todo es pan y circo. ¿O acaso no se trata de eso cuando se refuerzan controles para pungas y mecheras que terminan en la muerte de un ignoto ladrón bajo la brutalidad de la fuerza ejercida por un bicipolicía emulando al asesinato de George Floyd versión tucumana? Nada bueno se puede esperar de quien respaldó en primera instancia el accionar de la misma fuerza que secuestró y asesinó a Luis Espinoza, para luego hacer desaparecer su cuerpo.
