Se convirtió en ley la reforma del Impuesto a las Ganancias de sociedades que modificó las escalas que pagarán las empresas. El proyecto oficialista tenía el objetivo de aliviar la carga fiscal de pymes, sin embargo, desde ese sector sostienen que beneficiará a pocas empresas a costa de aumentar la presión efectiva sobre la mayoría, lo que generará caída de la inversión y el empleo.
“En Argentina el financiamiento al sector privado es del 10,8% del PBI, el más bajo de la región. Por eso, las ganancias que no se distribuyen son la principal fuente de inversión empresarial. Volver a incrementar esta alícuota es un obstáculo para el desarrollo de la inversión, de la actividad y del empleo formal“, señaló Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), en diálogo con El Cronista.
La reforma que impulsó el Ejecutivo hace que se pase de una alícuota única proporcional a las ganancias de las empresas, a una alícuota progresiva en tres escalones.
- En el primero las empresas que perciban una ganancia anual de hasta $ 5 millones, es decir, $416.666 mensuales, tributarán un 25% de sus ganancias.
- En el segundo escalón que es para las compañías con beneficios entre $ 5 millones y $50 millones se pagará a la AFIP una alícuota del 30%.
- Y, en el tercer nivel será del 35% para las firmas con ganancias por encima de los $50 millones.
Sin embargo, los especialistas alertan que es fundamental calcular la tasa efectiva, que incluye lo que deberán pagar las empresas más el tributo de los accionistas. Si se hace este cálculo la tasa efectiva del primer escalón será del 30,25%, la del segundo del 34,9% y, la del último del 39,55%.
“La reforma no es un alivio. Solamente las empresas que pagan hasta 5 millones de pesos anuales se supone que tendrían que ver reducida la alícuota pero si se considera el pago de dividendos pagarán una tasa mayor al 30%. La presión efectiva que se paga sobre ganancias aumenta”, explicó Pedro Cascales, vocero de la CAME.
Y profundizó: “Ese mayor impuesto retrae las inversiones de las empresas y pasa al Estado. Habrá que ver qué aplicación le da pero en Argentina el sector privado y las pymes son las mayores generadoras de empleo e inversión y el Estado un redistribuidor de esa riqueza, pero no la genera”.
Si se tiene en cuenta la tasa efectiva, actualmente como mínimo las empresas pagan un 30%. De haber continuado el esquema de bajas previsto en la reforma tributaria de 2017 impulsada por la administración de Mauricio Macri hoy la tasa sería del 25%.
“Es exorbitante que una sociedad de capital tenga que pagar casi el 40%, son alícuotas que se pueden ver en los países escandinavos pero que tienen un sistema tributario mucho más simple”, explicó el tributarista Cesar Litvin, socio CEO de Lisicki, Litvin & Asociados, y agregó: “Estamos llegando a un delicado punto de asfixia impositiva para las empresas. Y eso va a generar que algunas empresas se vayan del país, otras no sobrevivirán a la pandemia, y algunas quedarán muy malheridas”.
