Son horas verdaderamente difíciles para Germán Alfaro. Y es que el municipio que debería gobernar se incendia por medio de cuanto escándalo ocurre mientras él se pasea por Jujuy. En ese sentido, cabe señalar que no se trata de un viaje más debido a que, mientras por un lado pareciera como si estuviera de vacaciones, por otro lado, también intenta con desesperación saciar su sed de poder.
Es que el intendente capitalino pasea por la vecina provincia tratando de hacer lo imposible para intentar ser el elegido a dedo por parte de Juntos por el Cambio a nivel nacional, mientras el municipio que (des) gobierna se transformó en un verdadero cambalache. De esta forma, intentó de manera infructuosa conseguir que el gobernador local, Gerardo Morales, lo bendijera como el candidato a mandatario tucumano.
Sin embargo, no sólo no consiguió ese preciado objetivo, sino que quedó mal parado ante la opinión pública, sobre todo la conformada por sus propios votantes de la capital que observan impávidos cómo el supuesto intendente que ellos eligieron prioriza viajar de paseo recorriendo el norte argentino y apuntalando su carrera política en lugar de velar por los intereses de la ciudadanía.
Para colmo, no pudo ser más inoportuno Germán Alfaro que hasta pareciera que eligió este momento para viajar por Jujuy como si estuviera huyendo (una vez más) de la responsabilidad de hacerse cargo de un municipio que se ahoga en un mar de escándalos. En ese marco, en las últimas horas se dio a conocer que la Municipalidad de San Miguel de Tucumán despidió a 6 empleados pertenecientes a la Patrulla de Protección Ciudadana.
Los cuales habrían sido apartados de funciones por cuestiones de índole ideológicas, y a su vez la orden de despedir a estos empleados municipales habría sido dictaminada por el intendente Germán Alfaro, justo antes de decidir “tomarse unos días” paseando por Jujuy. Es decir, el mandatario municipal se juntó a comer con Gerardo Morales como si nada estuviera pasando en San Miguel de Tucumán.
Y es que al intendente no le interesa que lo acontecido implica un hecho discriminatorio que está penado por la Ley a causa de que parte de una inadmisible discriminación por medio de la cual se toma venganza desde el mismo alfarismo por medio del despido de estos trabajadores. Además, la situación resulta todavía más grave si se considera que los empleados despedidos estaban trabajando con contratos temporales.
Es decir, generalmente con sueldos por debajo del salario mínimo, vital y móvil, además de que se les niega el pago de aguinaldos, escalafón, antigüedad, y el pago de asignación por hijos. No en vano, el analista de relaciones laborales y ex Subsecretario de Relaciones Institucionales de la Municipalidad de la Capital, Daniel Frías, en una entrevista exclusiva con Tucumán Despierta dejó en claro que “en la Municipalidad se aplican normas de la dictadura de Onganía”.
Mientras tanto, en el Municipio no hay nadie que reciba a los damnificados para exponer su situación y buscar una solución favorable luego de esta decisión en la que habría estado involucrado Germán Alfaro antes de viajar a Jujuy, Asimismo, cabe mencionar que los despedidos no recibieron ninguna notificación escrita por parte de la Municipalidad, solo mensajes de Whatsapp y de manera verbal por parte del Director de esta repartición.
Los trabajadores confirmaron a Tucumán Despierta que estaban bajo el régimen de un contrato temporario, el cual los priva de ciertos derechos laborales como lo son no cobrar aguinaldo, por ejemplo. Para colmo, aseguraron a este medio que el Director de la repartición de la que fueron echados se rio de ellos mientras los notificaba del despido. Sin embargo, esta realidad le importa nada a Germán Alfaro.
Y es que al intendente le parece mejor comer en el lujoso hotel Howard Johnson de la capital jujeña antes que dar la cara en su ciudad. Como si esto fuera poco, hasta se da el lujo de hablar sobre determinados “negocios”. En ese sentido, Alfaro se interiorizó sobre distintos proyectos que lleva adelante el Gobierno de Morales, como la construcción de autopistas, el emprendimiento de cannabis medicinal y la explotación de litio.
“Analizamos muchos proyectos para ver la posibilidad de experimentarlos también en nuestra provincia, para lograr un mayor desarrollo”, sostuvo el intendente de la Capital, al tiempo que agregó que “Tucumán tiene que salir de un presente en el que el Estado es una verdadera agencia de empleo, para darle un mayor movimiento a la actividad privada, que es lo que genera riqueza y trabajo”.
Lo que resta preguntarle a quien jamás da la cara como es el caso de Alfaro es a qué tipo de “experimentos” se refiere o en qué sentido habla de darle “mayor movimiento a la actividad privada”. ¿Acaso planea hacer más “negociados” como el que intentó hacer con la empresa a la que le cedió la concesión del estacionamiento pago en San Miguel de Tucumán sobre el que sigue sin dar las correspondientes explicaciones?
La única verdad es la realidad y la misma indica claramente que, mientras Alfaro pasea por Jujuy haciendo “negocios”, el municipio que (des) gobierna se encuentra prácticamente abandonado a su suerte inmerso en un mar de escándalos desatados por los funcionarios del propio alfarismo que despiden gente basándose en cuestiones ideológicas como si se trata de una dictadura militar.
