Juntos por el Cambio (JxC), el principal frente opositor de la provincia, pasó del letargo a la ebullición total. En el último mes se sucedieron una serie de hechos políticos que han movilizado a los factores que lo integran y que, a la vez, han subrayado los conflictos que permanecían latentes. En ese marco, la integración de la fórmula para la gobernación irrumpió como tema central y relegó al resto de los asuntos pendientes.
El entuerto tiene al menos dos grandes patas: las profundas diferencias políticas y de carácter entre el diputado nacional Roberto Sánchez (UCR) y el intendente capitalino Germán Alfaro (PJS), dos de los posibles precandidatos a gobernador y quienes ganaron las elecciones del año pasado, y la inexistencia de un sistema de primarias provinciales obligatorias. En síntesis: no hay acuerdo inicial ni en quiénes se pondrán a la cabeza ni en el cómo llegarán ahí.
Los episodios que precipitaron la situación actual fueron varios. Tras meses de estar totalmente disociados, se dio una aproximación entre Alfaro y Sánchez, pero mediante Campero (la excusa fue la obra de eliminación de una rotonda y una maratón que ambos municipios llevaron adelante). En paralelo, se concretó el acercamiento de Sebastián Salazar, intendente de Bella Vista, con Campero-Sánchez tras las turbulencias por las elecciones dentro del radicalismo.
Después siguió la cena para el supuesto “deshielo”, la primera cita privada de la que participaban Sánchez y Alfaro más los intendentes radicales Campero, Salazar y Alejandro Molinuevo (Concepción). En este punto comienza a subir la temperatura. La vigilia del 9 de Julio dejó una foto que generó revuelo: Alfaro con dos de los presidenciables de JxC: Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales.
Es allí donde comenzó a notarse la desesperación de Germán Alfaro buscando apoyo en Buenos Aires, mientras en Tucumán, tenía lugar el encuentro entre el gobernador Osvaldo Jaldo (PJ), Sánchez (es presidente de la UCR) y los tres jefes municipales radicales. Este último eslabón de la seguidilla generó mucho ruido dentro de Juntos, especialmente en el radicalismo y el alfarismo.
Las críticas llovieron. En el tándem Sánchez – Campero, sin embargo, no habrían hecho mella. Al contrario. Hubo un tema de esa charla, que no se había mencionado públicamente hasta ahora: las elecciones del año que viene. El clima del encuentro, relatan testigos, fue muy ameno. Entre broma y broma, el gobernador les habría preguntado qué harían en 2023, si irían a internas en el frente y si acordarían finalmente con Alfaro.
“¿Alfaro será tu vice?”, habría preguntado -palabras más, palabras menos- Jaldo a Sánchez. “Me gustaría que sea Mariano Campero”, habría respondido Sánchez. Al yerbabuenense no le habría disgustado para nada esa mención. Para sorpresa del anfitrión, emergía al plano de la realidad la idea de la fórmula Sánchez-Campero. El runrún estaba rotando desde hacía algunos días a raíz de lo que habrían motorizado varios empresarios en un evento del que participó la dupla radical.
En efecto, Sánchez y Campero analizan la posibilidad, si es que no llegan a un acuerdo con el intendente capitalino. Con el escenario como está, de ambas partes ven muy difícil que se logre conciliar. Por ello, tanto Sánchez como Campero vienen abonando la idea de una interna del frente, mediante el uso del voto electrónico ¿Por qué? En sus entornos se prendieron las alarmas con la posible injerencia de la mesa nacional de JxC en la definición de las candidaturas.
Saben que, si eso sucede, Alfaro correría con la ventaja del apoyo de Rodríguez Larreta ¿Qué alternativas analizaría si llegado el momento tienen que presentarse? Sumar aliados e intentar competir por dentro. No es un secreto que tienen buen feeling con sectores como Creo, por ejemplo, cuyo principal referente, Sebastián Murga, es otro de los precandidatos a la gobernación dentro de JxC
Lo que está claro, en definitiva, es el hecho de que, mientras Alfaro no sabe qué malabares hacer, cual foca de circo, para forzar como sea la “bendición” política de dirigentes porteños de Juntos por el Cambio, la UCR al mando de Roberto Sánchez, pareciera que le dirán no a las pretensiones de ser el candidato a gobernador, porque ese lugar lo ocupará el piloto. Alfaro, tramposo como él solo, quiere lograr por el escritorio lo que no consiguió en las urnas.
Es decir, no ganarle limpiamente a Roberto Sánchez. En el “sanchecamperismo” repiten que quieren ser competitivos y que seguirán tomando acciones para visibilizar sus posturas e ideas. Resaltan que la figura de Sánchez se mantiene en las encuestas y que tiene buenas proyecciones para el año entrante. Consideran que las críticas provienen de los que se “ven fuera” en 2023. Saben que están en boca de todos.
De todas maneras, en el alfarismo consideran que, con este escenario y ante las versiones de que Sánchez y Campero serían fórmula, lograrán quedarse con el sello y competir en 2023 con la ventaja que podría tener la oposición en el ámbito nacional. Y es que están conscientes de que Germán Alfaro tiene una pésima imagen en la sociedad y que no es más que una especie de “ventajita” tucumano igual que Sergio Massa a nivel nacional.
En el grupo de los intendentes descartan de plano no querer ganar el año que viene y aseguran que estarán en JxC. Saben que hay sectores del partido que no se alinearán ahora, pero creen que será cuestión de tiempo porque, según afirman, tienen números muy positivos del diputado. Vienen proponiendo una reunión al alfarismo y creen que podría concretarse en algún momento.
¿Para qué? La idea es proponerle formalmente a Alfaro en ese encuentro integrar una fórmula, como candidato a vicegobernador. Si va y la respuesta es negativa, propondrán usar un sistema de encuestas para determinar la dupla que irá por la gobernación. Lo cierto es que todos ven poco probable que Alfaro asista y, mucho menos probable, que desista de su postulación para la gobernación para ir detrás de Sánchez.
En ese marco, cabe mencionar como sorpresa por la posible postulación del legislador José María Canelada como intendente de la dupla Sánchez-Campero. La acción fue tomada como hostil desde parte del alfarismo porque consideran que les plantaron una posible competencia en su territorio cuando aún no hay definiciones. En el radicalismo de los intendentes aseguran que, en realidad, fue la respuesta a una acción previa de Alfaro.
Explican que el capitalino llevaría como propuesta para la intendencia de Concepción, tierras de Sánchez, al legislador Raúl Albarracín (PJS). En el entorno de Sánchez-Campero saben que en las huestes capitalinas sólo consideran a “alfaristas puros” como opciones para competir por la sucesión de la capital. Lo que queda claro es que la desesperación en el alfarismo crece a pasos agigantados y se nota cada vez más, sobre todo, en la semana que se fue para no volver jamás.