Cuando el primer día del corriente mes Rossana Chahla encabezó su primera apertura de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, Germán Alfaro nunca imaginó lo que iba a ocurrir. Y es que fue la primera parte de la alocución de la flamante intendenta una de las que más impactó a los presentes y los vecinos de la capital, en la que dio a conocer los resultados de la auditoría que encargó sobre los ochos años de gestión del otrora mandatario municipal.
Ocurre que la misma fue realizada por especialistas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con el fin de que el estudio sea “técnico e imparcial”. Pues bien, ahora trascendió el informe final y lo cierto es que, tal y como adelantó hace algunas semanas Tucumán Despierta, terminó abriendo la Caja de Pandora que dejó al descubierto las irregularidades de casi una década al frente de la ciudad más importante del norte argentino y que terminó detonada por la pésima administración de Alfaro.
La auditoría realizada por la UBA, encargada por Rossana Chahla sobre la gestión de Germán Alfaro by Tucumán Despierta on Scribd
En ocho años de Germán Alfaro al frente del municipio capitalino, su propio espacio, es decir, el alfarismo, procedió a ocultar de forma sistemática en qué se gastó el dinero de los contribuyentes debido a que el mismo nunca estuvo debidamente transparentado. En ese sentido, los especialistas de la UBA explicaron que “existe una correlación entre los recursos financieros y los pagos efectuados”:
“Esta coincidencia entre Ingresos y Egresos pone de manifiesto la inexistencia de previsiones y/o provisiones para gastos programados presupuestariamente (Obras y compromisos asumidos) pagándose en función de la disponibilidad y no de los servicios que la Municipalidad se habría comprometido a efectuar”. En relación con la deuda de corte se informó “un total de cerca de 4.151 millones de deuda y un total de cerca de 388 millones de saldo en Caja, lo que arroja un déficit operativo heredado por la gestión anterior de cerca de 3.763 millones de pesos”.
Luego señalaron las “severas debilidades” en la Dirección de Ingresos Municipales que, durante la gestión de Alfaro, se encontraba a cargo del ahora legislador Claudio Viña. Por otro lado, en relación con el Consorcio de Gestión de la Basura, “se efectuaron pagos por un monto total de 8.500 millones de pesos, de este total SOLO el 21% se vincula clara e inequívocamente con la gestión de residuos. El 79% restante se vincula a lo que se denomina ‘Tareas adicionales’”. “Esta desproporción parecería desnaturalizar el propósito de constitución de dicho consorcio”, apuntaron.
Se trata de números que apenas son una cabal muestra del desastre que dejó Germán Alfaro. Si para muestra basta un botón, podemos mencionar desde una plaza Independencia, por ejemplo, que no ha colmado las expectativas de los tucumanos y que representó un costo millonario que pagarán todos los vecinos. Pero eso no es todo, basta con recordar que Germán Alfaro ha semipeatonalizado calles que realmente complican la circulación.
Y es que la incompetencia del ex intendente no le permite darse cuenta de que en San Miguel de Tucumán tenemos una ciudad pequeña, con una enorme densidad, con muchos vehículos y hay que tomar medidas de otra naturaleza para descomprimir. Esto también significó erogaciones superfluas e innecesarias. Y es que la clave pasa por priorizar el transporte público, algo que no se hacia con las decisiones que tomaba el ex intendente.
Cometió muchos errores, como fue la más que recordada (mal) licitación del estacionamiento, con una adjudicación de una empresa fallida y dándole el 85% de la recaudación a una empresa que solo debía bajar una aplicación y generar un sistema de pago automatizado. Lo cierto es que a lo largo y ancho de los ocho años de pésima gestión quedó más que claro que todo lo que hizo el municipio en términos de licitación huele mal.
Sólo cabe recordar que la Municipalidad de San Miguel de Tucumán resolvió dejar sin efecto otra licitación pública millonaria en medio de las tensiones políticas e institucionales que atravesó en su momento con la Provincia. Lo cual nos lleva a la propuesta de justificar de dónde provienen los fondos. Y es que, acorralado por la Justicia, Germán Alfaro decidió frenar el acto administrativo por el mantenimiento correctivo y preventivo con renovación de tecnología del complejo semafórico.
Siempre la administración de Germán Alfaro se caracterizó por una enorme irresponsabilidad e indolencia. Esto lo logró amparándose en la impunidad característica reinante en esta provincia con la que se maneja desde siempre. ¿Cuántas veces más desde Tucumán Despierta se mostró calles detonadas y escombros desparramados por doquier? Si la única verdad es la realidad, está claro que Alfaro es un cúmulo de ineficiencia.
Y es que durante los ocho años de la pésima gestión de Germán Alfaro, jamás se destacó por haber sido transparente y mucho menos logró justificar gasto alguno. Junto con desidia para no terminar haciéndose cargo de absolutamente nada que tanto lo caracteriza. No rendía cuenta de los enormes gastos discrecionales que realizaba, tampoco rendía cuentas de sus promesas vacías de contenido.
¿O acaso no resulta hasta irónica la propuesta esgrimida en la publicidad electoral cuando señalaba que existía un supuesto plan de apertura de mercados internacionales para que se dupliquen las exportaciones?
Mientras los que estaban en la lona seguían siendo los trabajadores del Mercado del Norte, expuestos al abandono y degradación en la desastrosa gestión alfarista.
Aunque, por otro lado, ¿Qué podía esperarse de un dirigente panqueque y variopinto como Germán Alfaro? Al fin y al cabo, este camaleón de la política ha realizado toda su carrera política dentro del peronismo. Justamente, hasta que en 2015 se alió con Cambiemos y ganó en la capital de la provincia. Luego, su mujer, Beatriz Ávila abandonó el bloque de Juntos por el Cambio tras la caída de Mauricio Macri.
Es ahí donde justamente Alfaro tomó nota y decidió quemar las naves antes de tiempo para volver a las huestes del peronismo y se lanzó a los pies de Osvaldo Jaldo. Para colmo, Alfaro fue secundado por Beatriz Ávila, su esposa y senadora nacional en lo que fue el encuentro que tuvo lugar hace algunas semanas. Que la gran derrotada en las elecciones para intendenta estuviera presente en el encuentro, lejos de ser casualidad, estuvo más que calculado.
Esto se debe al hecho de que Germán Alfaro puso la banca de su esposa en el Senado al servicio del oficialismo tucumano a sabiendas de que el gobierno local busca hacerse fuerte en las negociaciones abiertas con el Poder ejecutivo comandado por el presidente Milei. Ahora bien, este ofrecimiento tiene un costo y sería nada menos que la impunidad soñada por Germán Alfaro y el séquito de funcionarios que lo rodean. ¿Acaso teme que el resultado de las auditorías restantes lo lleven a la cárcel?, y seguramente la respuesta es “si”.
Que se haya filtrado desde su propio entorno habla a las claras acerca de lo aterrado que está de terminar en prisión. En definitiva, ahora que se conocieron los resultados, Alfaro ve cómo, parafraseando a Jonatan Viale, dato mata relato, y la gestión suya detonando a la capital quedó más que evidenciada.
¿Esto significará, más temprano que tarde, la cárcel para Germán Alfaro?.
