La soledad de las calles del 1° de enero no se replicaron en las guardias de los distintos hospitales de la provincia. Allí, hubo bastante movimiento por distintos motivos: desde pacientes intoxicados, ya sea por drogas, alcohol o comida, hasta heridos por armas blancas y armas de fuego.
Desde la recepción del Hospital de Niños, informaron que la jornada estuvo tranquila. Según remarcaron, los festejos se llevaron a cabo con menos pirotecnia que en años anteriores, por lo cual no hubo niños quemados; tampoco se reportaron, en este nosocomio, intoxicados, y solo hubieron tres pequeños con traumatismos oculares. El día, en general, se llevó adelante como un día normal: tal es el caso que tres padres comentaron que asistieron al hospital por casos de angina, algo bastante rutinario.
María Silvia González, jefa de guardia del Hospital Padilla, pudo brindar datos de la madrugada en adelante, pese a que su ingreso laboral fue a las ocho de la mañana. En el informe aportado por la profesional de la salud, se pueden encontrar heridos producto de situaciones bastante diversas. “Se recibieron pacientes por hechos de violencia familiar y riñas, pacientes con traumatismos encefálicos por caídas de motos, cuatro o cinco intentos de suicidio con heridas”, señaló González. Sin embargo, aclaró que ninguno de los pacientes se encontró en peligro mortal. “No hubo pacientes intubados, todos se encuentran estables”, agregó. También se debió realizar, en este establecimiento, una cirugía por apendicitis abdominal.
Otro de los hospitales visitados fue el Centro de Salud. En el lugar, a doctora Florencia Masoero, jefa de guardia del nosocomio, relató el parte de guardia tras la celebración de año nuevo. “Hubieron 30 intoxicados ingresados por drogas y alcohol, siete lesionados con politraumatismo por caídas de moto, seis heridos con armas blancas y dos con armas de fuego”, comentó la profesional.
En el Centro de Salud, alrededor de las 16 horas, se vivió una situación de tensión: se desataron corridas en la sala de urgencias por un hombre, de aproximadamente 32 años, que fue herido por un arma blanca en el brazo. Fueron empleados del 107 los que ingresaron a toda velocidad junto al herido, para luego derivárselo a los médicos y enfermeras que se encontraban en el quirófano, y que se disponían a operarlo de urgencia.
Claudia, oriunda de Amaicha Del Valle, narró la dramática jornada que vivió con su hermano, que fue ingresado como paciente a las una de la mañana, durante los festejos. “Llegué esta mañana al hospital para ver a mi hermano de 32 años, quien en la madrugada se encontraba celebrando año nuevo, como todos, y vio una moto parada afuera de su casa. Salió a ver de quién se trataba, y sin cruzar casi palabras, el hombre de la moto le disparó con una escopeta. Todavía no sabemos quién fue”, concluyó. Alrededor de las 17, el hermano de Claudia fue operado, y se encontraba estable tras la intervención.
Durante la tarde también fueron atendidos en la guardia de traumatología dos oficiales de la policía de Tucumán. “Nos encontrábamos haciendo servicios en una persecución policial, cuando nos caímos de la moto. Yo tengo una fractura de tobillo, y mi compañero un esguince”, reveló uno de los efectivos, que prefirió preservar su identidad.
Cecilia, oriunda de los Pocitos, vio a su hijo Jesús Palacio , de 18 años, ser ingresado a la guardia a las 16 horas, por una herida de arma blanca. “Le dieron un puntazo con un destornillador en el cuello para robarle el celular. No puedo ingresar, nadie salió a darme un parte de su estado, solo se que ingresó estable”, contó Cecilia, mientras esperaba novedades.
Tamara,, familiar de Jonathan, un joven de 21 años, también se encontraba esperando el parte médico. “Él estaba discutiendo con un vecino en el barrio Soldado de Tucumán, luego comenzaron a pelear, y en eso el otro chico lo apuñaló en el brazo izquierdo”, apuntó. (Producción periodística: Emilse Valerio)