La realidad tucumana en materia de deficiencias de tránsito contiene una acción directa para que la política intervenga y pueda mejorar la vida de los ciudadanos. Sin embargo, eso no ocurre ni por asomo en las dos principales ciudades de la provincia, es decir, San Miguel de Tucumán y Yerba Buena. Y esto ha quedado claro con los últimos eventos ocurridos en las arterias de los mencionados distritos.
El incidente de tránsito en el que se vio envuelto el Juez del Juzgado de Familia y Sucesiones de la IV Nominación, Dr. Orlando Velio Stoyanoff Issas, que la semana pasada agredió físicamente, insultó y amenazó a Franco Azán, un trabajador que se trasladaba en motocicleta tras embestirlo con su camioneta, no sólo habla de la calidad de los magistrados que imparten justicia en nuestra provincia.
Este incidente dejó al descubierto que la Municipalidad de Yerba Buena, que es donde se produjo el hecho, no parece tener un trabajo especial sobre el tránsito y menos aún sobre la convivencia de las motos con los demás vehículos. Y es que no es el primero, ni será el último de los eventos como el que tuvo lugar el pasado viernes. Por el contrario, sólo en la avenida Aconquija, los accidentes de tránsito son recurrentes.
El intendente local, Mariano Campero, sólo atinó a vender humo con los radares que medían la velocidad. Y es que los efectivos policiales que medían la velocidad con la que los vehículos se movilizaban en las principales arterias de Yerba Buena, sólo estuvieron presentes apenas un par de días para luego desaparecer y ya a nadie más le importó a si se transgredía el límite permitido para circular por las avenidas de la Ciudad Jardín.
En la Capital también tiraron la toalla. Lo más imaginativo ha sido hacer controles. Sin embargo, eso no impide que en el distrito en el que el ineficiente intendente local, Germán Alfaro, los accidentes de tránsito también se encuentren al día. Y cuando los vehículos no colisionan entre ellos, el incidente se vincula con deficiencias ocasionadas por el propio municipio capitalino por medio de sus obras inconclusas.
Justamente, es lo que ocurrió en la madrugada fría de ayer cuando una camioneta primero y luego un auto, fueron víctimas de una obra inconclusa en avenida Jujuy al 2.600 donde el hueco en el pavimento resultó una verdadera trampa para los conductores. Las malas condiciones climáticas que reducen la visibilidad y la insuficiente señalización del lugar, conspiraron para un accidente que dejó importantes daños materiales en los vehículos que cayeron en el pozo.
En definitiva, tanto Germán Alfaro como Mariano Campero siguen sin hacerse cargo de las deficiencias en materia vial en sus respectivas gestiones. Lo peor del caso es que se trata de los dos distritos que concentran la mayor parte del tránsito y que cuentan con arterias que conectan un distrito con el otro. Sería una pena que recién comiencen a actuar cuando haya que lamentar la pérdida humana en un siniestro, porque ya será muy tarde.
