PARÍS.– Estrategas y expertos militares cada vez se muestran más intrigados por las demoras de Vladimir Putin en lanzar su devastador asalto contra Kiev, la capital ucraniana. Para el Pentágono se trata de una desorganización total de los planes de batalla, simbolizada por la parálisis de un inmenso convoy de tanques y camiones en las inmediaciones de la ciudad. En los centros de análisis y comando europeos, por el contrario, otra interpretación se abre camino: ¿y si Kiev fuera solo un señuelo y no el verdadero objetivo estratégico? ¿Apenas una moneda de cambio para el momento de la negociación?
“Mientras más avanza el conflicto, estoy más convencido de que el único objetivo estratégico de Vladimir Putin es el sur y el este de Ucrania. Quiere lograr un continuum geográfico” y “no conquistar Kiev”, afirma el coronel (RE) Pierre Servant, uno de los analistas militares más populares de Francia.
“Kiev es un señuelo. Desde el comienzo de la guerra me intriga la maniobra militar de Putin con respecto a Kiev. Es frágil. ¿Cómo es posible que no haya, por ejemplo, fuerzas especiales dentro de la ciudad?”, reflexiona.
Servant no es el único. Como él, muchos de sus colegas coinciden en que, mientras todo el mundo tiene los ojos puestos en la capital ucraniana, en el imponente convoy paralizado a sus puertas, en los bombardeos en los barrios periféricos sin común intensidad con lo que soportan otras ciudades del este y del sur… mientras todos esperan el asalto final, ellos creen que la verdadera ofensiva se juega en otra parte del país.
“Kiev será solo una pieza clave en la negociación que se lleva a cabo actualmente”, agrega Servant.
Para los ojos entrenados de los expertos militares el primer indicio es la aparente lentitud e impreparación de la ofensiva de ese convoy de blindados, con problemas de combustible o de víveres, pero con incoherencias notables.
“En ciertas partes del convoy hay, por ejemplo, tres filas de vehículos, uno al lado del otro, que impiden a los camiones de reabastecimiento remontar la ruta. Otro detalle que llama la atención es la ausencia de fuerzas especiales rusas, extremadamente eficaces en los teatros rusos de guerra, en el centro de la capital”, prosigue.
La segunda constatación que hacen los adeptos de esa teoría es que Kiev, como objetivo militar, es extremadamente complicado. Se trata de una ciudad inmensa, ocho veces el tamaño de París, con una población de casi tres millones de habitantes, un ejército y habitantes que resisten. En consecuencia, aun cuando Putin lograra conquistarla, tomando así el control de un país de 44 millones de habitantes, su permanencia sería una auténtica pesadilla.
“Si los rusos no lo consiguieron en Afganistán, será casi imposible lograrlo en Ucrania”, ratifica el experto en estrategia Alain Bauer.
Entonces, si no quiere Kiev, ¿cuál es el objetivo de Vladimir Putin?
“Quiere el sur y el este de Ucrania. Concretamente, antes que nada, quiere recuperar toda la región del Donbass, que supera ampliamente los territorios autoproclamados repúblicas independientes. Después pretende constituir un vasto corredor, un continuum territorial, desde Crimea hasta el Donbass”, precisa Servant.
Por eso los ataques son particularmente brutales en el sur. Y por eso también la batalla de la ciudad estratégica de Mariúpol, a orillas del mar de Azov, será decisiva.
Ese nuevo espacio, que representa entre 10% y 15% del territorio ucraniano, permitiría a Putin crear una zona tapón entre Rusia y Ucrania, importante si Kiev adhiriese finalmente a la Unión Europea (UE) o a la OTAN. Accesoriamente, se trata de una zona extremadamente rica en minerales.
Rusia concentró, en efecto, sus ataques en esa zona. El miércoles por la mañana sus fuerzas se apoderaron de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Ucrania, con seis reactores, ubicada a 350 kilómetros de la frontera con Crimea. Anoche lograron conquistar otro centro urbano fundamental, Jersón, plantado en la desembocadura del río Dnieper, a solo 300 kilómetros de Odessa, sobre el mar Negro.
“Poco a poco, el avance de las tropas aerotransportadas rusas en la región parece incontenible”, reconoce Confirma Bauer.
Una vez logrado ese objetivo militar, Vladimir Putin estaría en posición de fuerza para obtener la partición del país, utilizando a Kiev como moneda de cambio en las negociaciones. El autócrata del Kremlin dejaría a Ucrania su capital, sede de su soberanía, un símbolo fuerte ante los ojos del mundo, mientras los refugiados podrían volver. A cambio reclamaría que la comunidad internacional reconozca la anexión de los territorios conquistados.
Consultado en las últimas horas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, estimó “no saber si, en efecto, Kiev es un señuelo” utilizado por Vladimir Putin.
“Pero es bien posible que uno de sus objetivos sea, además, hacer caer el gobierno ucraniano y, en consecuencia, crear una situación en la cual el desmembramiento del país, al sur y al este, sea posible”, dijo. A su juicio, “se agregaría además un régimen prorruso en Kiev sobre el modelo de Alexander Lukashenko en Belarús”.
Para Stoltenberg, en todo caso, es necesario ser “extremadamente prudente”.
“Muchos creímos que Putin no atacaría jamás el Donbass, y nos encontramos ante una feroz escalada de la violencia en Ucrania. Estamos, realmente, en un momento muy sensible de la guerra”, concluyó.
Confirmando la inquietud del secretario general de la OTAN, durante una nueva conservación de hora y media con el presidente Emmanuel Macron, Vladimir Putin amenazó con agregar “exigencias suplementarias” a su ya larga lista.
“Putin quiere tomar el control de toda Ucrania”, afirmó el palacio del Elíseo en un comunicado. Según sus servicios, el presidente francés cree que “lo peor está por venir”.