El 16 de octubre de 1953, en un extenso discurso de autodefensa durante el juicio abierto en Santiago de Cuba contra los acusados de asaltar los cuarteles de la “Moncada”, Fidel Castro pronunció la frase “la historia me absolverá”. Cristina Kirchner la parafraseó ayer, en su caso no por enfrentar el régimen de un dictador, como el cubano Fulgencio Batista, sino para defenderse frente a las denuncias que le atribuyen haber favorecido con obras públicas a Lázaro Báez, un exempleado bancario que se convirtió durante el kirchnerismo en el principal constructor de Santa Cruz y a cuya familia se le encontró dinero oculto en Suiza.
Ese y otros “detalles” separan a las palabras de Cristina Kirchner de las pronunciadas por Castro en 1953.
La frase de Castro, que aparece al final del documento que leyó el revolucionario cubano en el juicio, se terminó por convertir en el nombre del alegato. El asalto a los cuarteles concluyó como un fracaso táctico. Castro y otros guerrilleros fueron apresados, pero luego liberados por una amnistía. Durante el primer tiempo pasado en prisión, Castro recopiló los elementos que luego usaría en su discurso en el juicio, y que se convertiría en una suerte de proclama política para sus objetivos revolucionarios.
Las primeras versiones de “La historia me absolverá” surgieron clandestinamente desde la prisión y se transformaron en una herramienta de propaganda política contra el régimen de Batista. Tras sus años en prisión, Castro partió hacia México y luego regresó para encabezar la revolución. “La historia me absolverá” terminó en 1955 por convertirse en un libro, revisado personalmente por Castro, que luego enfrentaría varias reediciones y revisiones.
Cristina Kirchner parafraseó las palabras de Fidel Castro en uno de sus repetidos cuestionamientos a los jueces del tribunal que lleva adelante el proceso por direccionamiento de la obra pública. Además de negarse a responder las preguntas del fiscal y advertirles a los jueces que serían ellos quienes deberán contestar, la expresidenta cuestionó todo el proceso al asegurar que “seguramente tiene la condena escrita”.
“A mi me absolvió la historia. Y a ustedes seguramente los va a condenar la historia”, les advirtió a los magistrados, en una rémora con prosa castrista. Los jueces se mantuvieron en silencio.
