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La Iglesia argentina reaccionó contra los dichos de Milei sobre el Papa Francisco

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, enfatizó en que el Sumo Pontífice es “un Jefe de Estado al que se le debe un respeto particular”

Javier Milei
Javier Milei | Natacha Pisarenko - AP
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Los dichos del presidenciable libertario Javier Milei contra el papa Francisco calaron hondo en la Iglesia local. Después de que los curas villeros realizaran una misa de desagravio, ahora llegaron expresiones del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea. Para el también obispo de San Isidro, las declaraciones del líder de La Libertad Avanza fueron “insultos irreproducibles” que incluyeron “falsedades”. Asimismo, Ojea aseguró que el Sumo Pontífice es “un jefe de Estado al que se le debe un respeto particular”.

Las afirmaciones del presidente de la Conferencia Episcopal se hicieron a través de una entrevista que fue publicada en la página oficial de la Oficina de Comunicación y Prensa del organismo, que reúne a un centenar de obispos de todo el país, luego de que Milei catalogara a Francisco como un “personaje impresentable, nefasto y representante del maligno en la Tierra”.

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Al respecto, Ojea sostuvo que “muchas veces” el Papa se vio “maltratado sistemáticamente” por algunos medios de comunicación, y consideró que eso contribuyó a que se lo lea poco y a que se difunda menos su palabra y pensamiento, para detenerse en “pequeñeces muy buscadas con mala intención” por un sector de la prensa.

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Sin nombrar directamente a Milei pero en una clara alusión al postulante libertario, aseguró: “En ese contexto también uno de los candidatos se ha expresado con insultos irreproducibles y con falsedades. Como expresó monseñor Gustavo Carrara [vicario general de la Arqwuidiócesis de Buenos Aires y responsable de la Pastoral en las Villas], el Papa es para nosotros un profeta de la dignidad humana en un tiempo de violencia y exclusión. Pero, por otra parte, también es un Jefe de Estado al que se le debe un respeto particular”.

Asimismo, el obispo de San Isidro recordó la declaración conjunta que la Iglesia y otras confesiones religiosas publicaron el 22 de agosto, tras las PASO, e hizo énfasis en ciertos preceptos que transmitieron en ese documento, como la imposibilidad de “construir un país sin diálogo y con insultos, gritos y descalificaciones”. Bajo esa postura, Ojea acotó: “Nos preguntábamos cómo se va a gobernar un país dividido. Y afirmábamos que el clima de violencia en las expresiones de los candidatos no ayuda a la paz social”.

El papa Francisco y Oscar Ojea
El papa Francisco y Oscar Ojea
Vatican Media

Además, Ojea sostuvo que en este tiempo de “desesperanza y decepción” devenida de la creciente pobreza que hay en la Argentina, su principal preocupación es que haya aparecido un “clima de autodestrucción” al que definió como “un deseo de que todo se desborde para caer en el vacío”, como “una enfermedad social que anula todo horizonte y proyecto de futuro”, y como “una suerte de autoboicot”.

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Así marcó que la declaración de agosto sigue vigente y está dirigida a todos los que compiten por cargos en estos comicios y explicó que contiene “principios irrenunciables” para la Iglesia. “En primer lugar, el cuidado de la vida de cada uno de los ciudadanos y ciudadanas. Para nosotros la vida debe ser cuidada desde el inicio de la concepción, pasando por todas las etapas de su desarrollo hasta la muerte natural”, sostuvo.

Y siguió con su enumeración: “En segundo lugar, la opción preferencial por los pobres y excluidos. Para el Evangelio, en ellos está presente Jesús. ‘Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber’ (Mateo 25,35). Jesús se identifica con ellos, por lo tanto, es imposible que la Iglesia renuncie a estar junto a ellos”.

Sobre esto último, monseñor Ojea indicó que “no es hacer pobrismo” intentar pedidos como los que encabezó la Iglesia en estos años, vinculados a que exista un Estado presente; al respeto por las economías solidarias; y a la creación de trabajo genuino y digno. “Pensarlo así [que es hacer pobrismo] sería desconocer todo el trabajo para la promoción humana que realiza la Iglesia buscando crear las condiciones para una vida más humana y más justa. Ante cualquier gobierno que sea electo, la Iglesia no va a renunciar a reclamar los derechos de los últimos, porque esto sería traicionar el Evangelio”, indicó.

Planteó incluso que es “irrenunciable el compromiso con el cuidado de la casa común”, para combatir la crisis socio-ambiental que vive el mundo, producida -según dijo- por el cambio climático “que nos pone en riesgo como humanidad”. Así marco otro punto de inflexión con Milei, quien supo señalar que el calentamiento global era una mentira del socialismo.

“Finalmente, recordamos en el documento del 22 de agosto a todos los candidatos para las próximas elecciones que es imprescindible que la libertad y nuestros vínculos sean vividos conforme al espíritu y a la letra de la Constitución Nacional como marco que guía acciones y decisiones”, destacó Ojea.

En tanto, el sacerdote sostuvo que desde la Iglesia no avalan a ningún candidato en particular porque esa no es su misión, porque tampoco les corresponde y porque respetan la voluntad popular. “Nosotros intentamos iluminar la conciencia de los fieles con los principios del Evangelio. Expresamos principios que creemos puedan ser útiles para reflexionar el futuro de este pueblo que amamos y al que servimos. Nuestra misión es pastoral y si bien enunciar esos principios puede incomodar, o los mismos candidatos expresar su desacuerdo, de ninguna manera renunciaremos a la vocación primera de anunciar el Evangelio con libertad”, advirtió.

“En el capítulo V de la Encíclica Fratelli Tutti, Francisco nos habla de la mejor política. Para la doctrina social de la Iglesia la política es la más noble de todas las artes, como decía el Papa Pio XI y lo vuelve a refrendar el mismo Papa Francisco. La vocación del político es transformar la realidad, hacerla más humana, para que las personas a las que sirve como político puedan desarrollar al máximo sus talentos y capacidades al servicio del del bien común”, cerró el presidente de la Conferencia Episcopal.

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