En un primer momento, el Gobierno nacional informó que antes de la llegada del otoño deberían estar vacunados contra el coronavirus unos 13 millones de argentinos. Y es que el oficialismo estaba envalentonado debido a que, más allá de la rusa Sputnik V, supuestamente avanzaban con todos los proveedores, por lo que vacunas estarían en marzo en Argentina. Al menos eso es lo que prometió el presidente Alberto Fernández.
Sin embargo, distintos referentes del área de la salud plantearon que hay demoras en el plan de vacunación y que el operativo se va a extender hasta fines del 2021. Y es que, por lo menos va a llevar todo este año debido a que la política de adquisición de vacunas fue errática y errónea, razón por la cual es difícil que desde el Estado se pueda inmunizar a 13 millones de personas para marzo, un mes que está a la vuelta de la esquina.
Hasta el pasado viernes, la secretaria de acceso a la Salud, Carla Vizzotti, confirmó que ya se aplicaron 200.759 dosis de la vacuna Sputnik V, destinada en esta primera etapa a los trabajadores de la salud. Y que ahora se avanza en la distribución de 152.900 dosis del segundo componente, que servirán para completar el esquema. Esto implica que las primeras dosis han tomado bastante tiempo ya que estamos hablando de 200 mil dosis que se dieron en aproximadamente tres semanas.
Teniendo en cuenta que el pasado sábado llegó a la Argentina el segundo envió de 300 mil dosis de la vacuna rusa Sputnik V, si eso se extrapola, obviamente toma mucho más de un año. Porque se tendría que llegar, idealmente, a una población objetivo para vacunar que está en el orden de los 35 millones en Argentina. Además, cabe recordar que, de por sí, este número excluye a quienes no tienen indicación de vacunarse, como los niños y las embarazadas.
Para llegar al 70% de esa población objetivo, lo que serviría para alcanzar la llamada inmunidad de rebaño, es decir, unos 25 millones de personas tendrían que ser vacunadas con dos dosis. Esto significa que estamos hablando de 50 millones de dosis. Por lo tanto, es virtualmente imposible llegar en plazos que sean menores a un año, y en esto coinciden los principales especialistas en la materia, aunque no lo digan a viva voz.
Uno de los problemas es que hoy el gobierno no tiene asegurada la provisión de vacunas para llegar a esta población objetivo. Y aún en el caso de que se consiguieran, la operación logística que implica la vacunación es muy compleja. El propio Pablo Yedlin, titular de la Comisión de Salud de Diputados, reconoció que se ha demorado muchísimo el operativo, que el ritmo con el que arrancó tiene que mejorar, porque de lo contrario, no se llegará.
Esto demuestra una vez más, que claramente el gobierno nacional no tiene un plan y que en un principio eligió a la vacuna rusa por cuestiones ideológicas y geopolíticas. Ahora que es muy difícil poder conseguir dosis de otros laboratorios en plena escasez, se aferra a la Sputnik V como un náufrago a un pedazo de madera flotante en medio del mar. Nuevamente, el oficialismo hace gala de la improvisación con la que está poniendo en grave riesgo a los argentinos.
