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La insólita propuesta de Alberto Fernández en Tucumán

El presidente actúa como que no asumió. Actúa como si estuviera recién electo. Actúa como si no habría problemas gravísimos en la Argentina. Actúa como si no pasa nada con una inflación de más de 51% en 12 meses

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Osvaldo Jaldo - Alberto Fernández - Juan Manzur
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El presidente dijo ayer que todos los días piensa si la capital “no tendría que estar en otro lugar que no fuera Buenos Aires”. En Argentina hay problemas gravísimos para que el presidente piense con obsesión todos los días. Es notable realmente que este sea el que lo convoca y elige contar. Ayer nomás se conoció que la inflación, que según el Presupuesto iba a ser de 29% en el año, ya acumula 51,2% en los últimos doce meses.

Y en 2021 suma 45,4 % cuando todavía falta un mes y a pesar de la grilla oculta de precios reprimidos. Casi 20 puntos se le escaparon a la estipulación del Gobierno, o simplemente ajustan con todos nosotros, pero lo que al presidente lo obsesiona es el emplazamiento de la capital. No es la primera vez que lo dice. Ya lo había sugerido al comenzar su mandato. Quizás le da complejo de porteño.

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O como dijo que debe ir al norte, lo que quiere el presidente en realidad es que la capital sea peronista porque sólo ganaron las elecciones en el norte. También puede ocurrir que se trata solamente de un acto de escapismo, de esos que afloran en el inconsciente y hacen pensar que si uno se aleja de los problemas estos dejan de existir. Uno de los grandes problemas de Argentina es que no hay un horizonte, no hay un plan, no hay una dirección clara.

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Los padecimientos se potencian con la incertidumbre que imposibilita el mínimo plan o proyecto. Si la capital pasara de Tucumán a Chubut o de Santiago a La Pampa, esos problemas seguirían siendo los que son. Seguiríamos sin ir a ninguna parte. Los planteos presidenciales hacen pensar que, o, uno, el mandatario esquiva hablar de los temas importantes y saca estas propuestas extemporáneas de la galera.

O, dos, el presidente no tiene qué ofrecer y saca estas propuestas extemporáneas de la galera. Para cualquier caso, la galera no tiene magia. Desde el comienzo mismo de su mandato Alberto Fernández les debe un plan a los argentinos, una hoja de ruta clara sobre cómo resolverá los problemas reales que no es lo mismo que un manifiesto de buenas intenciones con discurso adornado, ni promesas de campaña que son sólo eso, promesas.

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¿Quién no se acuerda del famoso adagio del asado en la heladera para todas y todos? Y terminamos con cepos a la carne e inútiles congelamientos. Quizás con la capital en Salta o Rio Negro, esto se solucionaba. Cómo no haberlo pensado antes. A comienzos de su mandato, el presidente se jactó de no tener plan en una nota en el Financial Times, el diario económico más influyente del mundo.

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Es de tal calibre la falta de respeto a la ciudadanía que significa no ofrecer una dirección, que cuando irrumpen estas actuaciones desubicadas como la de proponer como panacea cambiar de lugar la capital, se llega a considerar como conclusión que el presidente no entiende ni el nivel de su mala praxis. Pero la verdad, es que eso no exime de responsabilidades a Alberto Fernández.

En vez de plantear una solución seria para los problemas económicos, educativos o de seguridad, el presidente propone cambiar de lugar la capital cuando ni siquiera mandó al Congreso el plan plurianual que había propuesto la noche de la derrota electoral a fin de afrontar al menos el futuro inmediato. Es realmente una tragedia. Y también, sin dudas, un fiasco. Alberto Fernández actúa como un presidente que no asumió.

Actúa como si estuviera recién electo, como si esperar contar con las atribuciones que le corresponden. Pero a dos años de ejercicio y con una elección de medio término que defenestró la gestión nacional, carga con toda la vejez de la falta resultados. Pero también carga con toda la responsabilidad por la continua improvisación. Ciertamente los problemas no se solucionan trasladando la capital. Mucho menos con cortinas de humo de baja estofa que se notan demasiado.

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