Han pasado un poco más de tres días desde el trágico accidente ocurrido en la autopista hacia Famaillá, en el que estuvieron involucrados el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, el obispo auxiliar Roberto Ferrari y el abad del Monasterio de El Siambón, Pedro Edmundo Gómez. Este accidente resultó en la trágica muerte de un hombre de 41 años, identificado como Mariano Díaz, y las circunstancias del mismo aún están siendo investigadas por la Justicia.
Este evento trágico también tuvo lugar en una fecha especialmente significativa para monseñor Sánchez, ya que coincidió con el sexto aniversario de su nombramiento como líder de la Arquidiócesis de Tucumán, una fecha que pasó desapercibida debido a los trágicos sucesos.
Sebastián Sardo, portavoz del Arzobispado, conversó con La Gaceta y proporcionó información sobre el estado de salud actual de los arzobispos, quienes afortunadamente no sufrieron lesiones graves y, por lo tanto, no requirieron ser trasladados a un hospital.
Sardo expresó: “Ambos obispos están conmocionados por la situación que vivieron y por la tragedia que ocurrió. Siguen en estado de shock, no tanto por las lesiones físicas que tuvieron, sino por la angustia emocional de presenciar ese momento”.
En cuanto a monseñor Sánchez, Sardo confirmó que sigue afectado por la situación y que, desde que se conoció la identidad de la víctima, ha estado rezando por su eterno descanso. “Es una situación muy difícil de procesar para cualquier persona, y como líder religioso, esto lo afecta aún más”, explicó.
La hipótesis de la tragedia
En relación a la hipótesis del accidente, según las primeras investigaciones a cargo de la fiscal María del Carmen Reuter, parece que la tragedia se desencadenó debido a un descuido del conductor del automóvil que iba delante del vehículo del arzobispo Carlos Sánchez.
Diego Antonio Juárez conducía un Citroën Berlingo con la víctima fatal, Mariano Díaz, como pasajero. Monseñor Sánchez viajaba detrás de ellos en un Fiat Adventure con otros dos acompañantes.
De acuerdo con los informes iniciales, cerca de Los Aguirre, el arzobispo intentó adelantar a dos camiones que circulaban por el carril derecho. Durante esta maniobra, el conductor del Berlingo aparentemente no notó la presencia del Fiat a su lado, chocando contra su rueda delantera y haciendo que perdiera el control y se estrellara contra el guardarrail. Juárez, en un intento por recuperar el control, chocó de frente con el lado derecho de uno de los camiones, lo que resultó en la muerte instantánea de Díaz.
