Los relevamientos privados de febrero arrojaron subas de precios en general de entre 3,3% y 3,5%, con lo que de replicarse en el informe del Indec el primer bimestre alcanzaría entre 7,4% y 7,6%. Las divisiones de alimentos y bebidas registraron subas mayores. En cuanto a la inflación núcleo, que conglomera a todos los precios que no están regulados ni son estacionales, las magnitudes fueron más heterogéneas.
Tras un febrero con un nivel parecido al de enero, en marzo la inflación volverá a acercarse al 4% y encadenará su sexto mes consecutivo cómodamente por encima del 3%, lo que dificulta cada vez más la intención del Gobierno nacional de que los precios converjan a un 29% como marcaba el Presupuesto 2021. Cabe mencionar que el salto inflacionario se intensificó con la apertura de la cuarentena que comenzó a intensificarse en octubre.
Esto, llevó al índice de precios (IPC) del Indec al 3,8% en el décimo mes del año y a 3,2% en noviembre, mientras que en diciembre y enero ascendió al 4%. Febrero oscilaría entre 3,3% y 3,5%, pero marzo se arrimaría nuevamente al 4% por el arrastre de los meses anteriores y cuestiones estacionales propias. De cumplirse, el primer trimestre cerraría el mes entre 11,5% y 12%.
Esto significa que, para que se concrete la expectativa del Gobierno nacional de que la inflación totalice el año en 29%, el promedio mensual no debería superar el 1,6%. Una condición difícil teniendo en cuenta que solamente en dos de los últimos 38 meses el IPC subió menos que esa cifra, pero 40 meses si se incluyen febrero y marzo. Mientras tanto, el problema es que el Gobierno no tiene un programa antiinflacionario.
En ese sentido, la estrategia de pisar precios relativos, como tarifas y el dólar, y establecer programas de precios es atacar las consecuencias, pero no las causas, que se cifran en el desequilibrio fiscal. Además, la brecha cambiaria y la nula credibilidad sobre la política económica mantiene las expectativas desancladas. Además, el aumento de 1% que registró el precio de los alimentos en la primera semana de marzo es otro dato a tener en cuenta.
Y es que se trata del segundo dato más elevado de la serie iniciada en septiembre para una semana inicial, tras el 1,2% registrado en enero. Esto implica que es difícil que se dé una desaceleración de la inflación, dada la elevada dinámica de los bienes y servicios de la medición núcleo, a la que se le suman las subas estacionales del mes como educación e indumentaria, la actualización de prepagas, telecomunicaciones y de tarifas de subtes y taxis.
Con todo, febrero encendió las alarmas en el Gobierno nacional que observa que no solo la inflación del mes pasado fue parecida a la de enero, sino que, además, fue todavía mucho mayor en el rubro de alimentos, un área sensible para el oficialismo, sobre todo, en un año electoral, debido a que este factor hiere a su base electoral. Mientras tanto, el equipo económico no sabe qué hacer para intentar domar la inflación.