No es la primera vez que las declaraciones de Alberto Fernández sobre la política exterior generan enojo y malestar en terceros países. Sucedió cuando viajó a Rusia y buscó tenderle una mano a Putin. También con posturas ambivalentes frente a Venezuela.
Ahora el turno fue, ni más ni menos, que con China. Durante una entrevista que con la cadena de noticias alemana Deutsche Welle (DW), la conductora le preguntó: “¿Mejor con Europa que con China, presidente?”. A lo que Alberto Fernández respondió: “Sí”.
Esta declaración se da en medio de un continuo acercamiento de la Argentina con China, incluso mientras Cancillería organiza junto con la embajada en Beijing un viaje de Santiago Cafiero para negociar más acuerdoscomerciales.
Algunos diplomáticos que actualmente ocupan un cargo en el Palacio San Martín buscaron restarle importancia a esta comparación. Pero consultados por TN, otros mostraron su disconformidad por estos gestos que puede volverse en contra en momentos claves.
Mejor Europa cuando hay cada vez más relación con China
Argentina está en una franca profundización de las relaciones comerciales y económicas con China. Alberto Fernández viajó a Beijing en febrero, firmó la adhesión del país a la llamada nueva Ruta de la Seda y en las próximas semanas podría viajar Santiago Cafiero, acompañado por el embajador argentino Sabino Vaca Narvaja.
En este contexto, ante la pregunta de la periodista de DW el presidente argentino explicó que “mejor con Europa” que con el gigante asiático “porque China es una gran potencia pero que no tiene lazos culturales fuertes con América Latina, no tiene historia en la región”.
De forma innegable la influencia cultural china en la región es menor a la europea, pero en materia comercial la Argentina apuesta mucho en Asia. Está en marcha el proceso para construir la cuarta central nuclear del país con fondos chinos y existen al menos 14 proyectos concretos de inversión en infraestructura, entre otros.
En Alemania hay un incipiente mercado energético producto de la dependencia que el gigante europeo tiene de Rusia. Allí la Argentina emerge como un posible vendedor de gas natural, aunque como el propio Alberto Fernández admitió, los proyectos de gasoducto en el país “necesitan financiamiento”.
La “puerta de entrada” a Rusia que enojó a los Estados Unidos
Previo a visitar a Xi Jinping en China, los primeros días de febrero Alberto Fernández pasó por Moscú para reunirse con el Vladimir Putin. Durante la conferencia con el presidente ruso tuvo dos comentarios que no cayeron para nada bien en Washington, justo cuando la Argentina estaba cerrando su acuerdo con el FMI.
“Argentina debe dejar la dependencia tan grande que tiene con Estados Unidos y el Fondo”, dijo Alberto Fernández en Moscú. Los funcionarios del Departamento de Estado norteamericano destinados a la región quedaron desorientados.
Tuvo que intervenir el por aquel entonces recién llegado embajador estadounidense Marc Stanley y el representante argentino en Washington, Jorge Argüello, para calmar las aguas y explicar la situación.
Sucede que en ese mismo encuentro Alberto Fernández tendió una mano a Moscú al decir que “la Argentina tiene que ser la puerta de entrada para que Rusia ingrese en América Latina”.
En la reciente entrevista con DW en Alemania el propio Presidente se defendió, dijo que en aquel entonces “la guerra no existía” y que la frase estaba relacionada a la venta de las vacunas Sputnik. Fue el antecedente más cercano sobre las contradicciones en materia de política exterior.
El emblemático caso de Venezuela
Acaso la situación más paradójica se refleja con el país petrolero gobernado por Nicolás Maduro. Aquí, las manifiestas diferencias internas del Frente de Todos repercute en la política exterior.
“Muchos creen que la política exterior es la continuación de la política interna, pero esto no es así”, resaltó firmemente ante TN el embajador Ricardo Lagorio, para luego reafirmar: “No se puede proyectar lo interno, no se puede tener las idas y venidas que hay en la Argentina”.
Las declaraciones sobre Venezuela muchas veces no estuvieron en línea con el rumbo adoptado en la política exterior. El inicio de la gestión fue uno de los momentos en que más claro quedó cuando en la ONU la Argentina el informe que denunciaba la violación a los derechos humanos, pero en la OEA la posición quedó en abstención.
En el medio quedó Alberto Fernández, tratando de balancear una interna que por aquel momento era prematura pero iría tomando fuerza puertas adentro de su gobierno. El Presidente explicó en aquel momento que la Argentina “hizo el planteo que siempre hace”.
Por un lado, a lo largo de estos últimos dos años Alberto Fernández acompañó los reclamos planteados por Michelle Bachelet -una de las principales denunciantes en materia humanitaria contra Venezuela-, pero, al mismo tiempo, admitió que quería recuperar “vínculos diplomáticos plenos” con Maduro.