Momentos de tensión se vivieron en el microcentro tucumano durante la tarde de este martes, cuando un nutrido grupo de integrantes del SEOC, el sindicato de trabajadores de comercio, pobló las calles céntricas para exigir el cumplimiento de la resolución del Comité Operativo de Emergencia (COE), que establece el horario corrido para el comercio con el fin de reducir la circulación de personas, en el marco de la segunda ola de la pandemia de coronavirus.
Con el correr de los minutos, la protesta del sindicato que encabeza Roque Brito fue subiendo de tono y todo terminó en gritos, empujones y hasta pintadas en las vidrieras de algunos locales.
“Nosotros sabíamos por unos folletos que había repartido el SEOC que nos iban a venir a obligar a cerrar, una cosa muy patoteril. Nosotros presentamos una nota en la policía anticipando que iba a pasar esto. Esperamos hasta las 19 y pasó todo este caos. ¿Sabés cuántos policías había? Cuatro”, le cuenta a este diario Cristian, propietario de dos locales ubicados en la zona céntrica de la capital.
“Empleados asustados, pintadas en las vidrieras, gente que se metía a los locales con bombos y sin barbijos y te obligaban a cerrar, una cosa bastante fea. Mi hermana estaba cagada de miedo”, lamenta Cristian en comunicación con eltucumano.
Desesperados, los propietarios pedían auxilio a los pocos efectivos policiales que se encontraban en el lugar. “No sabemos quién pintó, todos se amontonaron en la vidriera y luego se dispersaron”, fue la respuesta que recibieron.
Ante la decisión del gobierno provincial de establecer el horario corrido, los integrantes de la Cámara de Comercio presentaron ante el Ministerio de Gobierno y Justicia la propuesta de mantener el horario cortado, pero cerrar los locales a las 20 horas para evitar la circulación masiva de personas en la zona del microcentro y en el transporte público.
“Nosotros asumimos perder una hora de trabajo, pero lo hicimos por la pandemia, para que la gente no salga a las 21 y se junte en los colectivos, pero en ningún momento aceptamos el horario cortado”, aclara.
Tal como vienen sosteniendo desde la Cámara de Comercio, Cristian insiste en que el horario corrido terminaría de quebrar a muchos locales que a duras penas pueden seguir sosteniendo la actividad, tras un año de pandemia: “el año pasado cerraron cuatro mil comercios. Entonces yo no entiendo a quién defiende el gremio”.
Cristian no estuvo exento de los daños colaterales de la pandemia, que obligó a un confinamiento estricto durante la primera mitad del año pasado. Antes del inicio de la cuarentena, tenía doce locales esparcidos en diferentes puntos de la zona céntrica de la ciudad. Por los efectos de la crisis económica, cerró diez negocios y actualmente tiene sólo dos en funcionamiento. “Imaginate la cantidad de personas que quedaron en el camino”, se lamenta.
La nota presentada por la Cámara de Comercio ante la Secretaría de Seguridad.
