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Pese al dólar calmo, crecen los interrogantes sobre el futuro de la política cambiaria que quiere llevar adelante el Gobierno

El Gobierno mantiene las trabas que heredó de Sergio Massa y se asegura un fuerte flujo de dólares a través del mercado financiero, para evitar sorpresas. Qué puede pasar con el tipo de cambio oficial y el futuro régimen post cepo

Bausili, Caputo y Quirno, durante la gestión macrista
Bausili, Caputo y Quirno, durante la gestión macrista. El mensaje del trío es unánime: no habrá otra maxidevaluación y el cepo se mantendrá para evitar sorpresas cambiarias desagradables
Descacharreo

La estabilidad cambiaria es indudablemente uno de los mayores logros de la gestión de Javier Milei hasta ahora. Pocos hubieran imaginado en el arranque del Gobierno a los dólares financieros planchados durante tantos meses y la brecha cambiaria en no más de 20 por ciento. La tranquilidad del dólar, sin embargo, está lejos de despejar múltiples incógnitas que siguen sin tener respuestas claras y empiezan a intranquilizar a los mercados.

En medio del feriado largo, tanto el titular del Central, Santiago Bausili, como el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, salieron a desmentir que se estuviera pensando en medidas inminentes para empezar a desarmar el cepo.

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Ambos funcionarios rechazaron en forma coordinada rumores que hablaban de la eliminación del “parking” de un día que subsiste para dolarizarse a través del mercado de bonos. De la misma forma, también se mencionaba la posibilidad de dar de baja la Comunicación “A” 7.430 del BCRA que obliga a los inversores a pasar los dólares que poseen en una sociedad de Bolsa a una cuenta bancaria antes de volver a invertirlos.

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Maraña útil

Toda esta maraña de trabas, al igual que el monto máximo de $200.000 diarios para operar en el Contado con Liquidación (CCL), se mantienen tal como fueron implementadas por el último gobierno. Y tienen la misma finalidad que entonces: mantener bajo control la demanda de divisas y tratar de evitar los movimientos bruscos del tipo de cambio.

Estas desmentidas van en línea con lo mencionado por el propio Presidente en la última semana, quien aseguró no estaban dadas las condiciones para levantar las restricciones cambiarias. Tanto él como el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, ahora hablan vagamente de salir del cepo “en el segundo semestre”.

La falta de precisiones aumenta los nervios de los operadores. Obviamente sería más fácil la toma de decisiones con una fecha exacta. Pero al mismo tiempo no es ilógico pensar en que el Gobierno se guarda la “carta sorpresa” del anuncio y utilizar el impacto a su favor, cuando llegue el momento.

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El dólar planchadito, al gusto de la política económica oficial 
REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración/ArchivoEl dólar planchadito, al gusto de la política económica oficial REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración/Archivo

El tipo de cambio planchado va de la mano de las trabas que subsisten en el mercado. ¿Qué pasaría con el dólar si de la noche a la mañana se levantaran la mayor parte de las restricciones?

Hay respuestas para todos los gustos.

Algunos creen que el dólar ya unificado podría aumentar sensiblemente, porque aún hay mucha demanda reprimida y pesos excedentes. Otros, sin embargo, consideran que esa decisión gatillará el ingreso de capitales, lo que ayudaría a mantener al dólar bajo control.

Oferta y demanda de dólares

Mientras tanto, las “herencia de Sergio Massa” ayuda a mantener a los dólares quietos. Especialmente el blend o mezcla que permite a los exportadores ingresar 20% a través del mercado CCL. Esa oferta de divisas crecerá sustancialmente en los próximos dos meses, en plena liquidación de la cosecha gruesa. En el pico, que se registraría desde fin de abril hasta principios de junio, ingresarían unos USD 100 millones diarios a través del mercado bursátil de parte de los exportadores cerealeros.

Claro que al mismo tiempo ya habrá aumentando también la demanda de los importadores, que le pondría un piso a la caída de los dólares financieros.

Un estudio realizado por el economista Iván Carrino concluyó que el tipo de cambio real en Argentina (tomando en cuenta la cotización libre) está 48% más alta que en 2015. En Chile 23,5% y en Uruguay 7,9%, mientras que en Brasil está 7,6% más bajo que esa fecha. Esto significa que el atraso cambiario no sería tal y que, por el contrario, el dólar libre tiene más para caer que para subir en el caso de una normalización de la economía.

Posiblemente teniendo en cuento estos números, desde el Gobierno desmienten tajantemente que se vaya a salir del esquema de ajuste de 2% para el dólar oficial. Tanto Milei como Caputo planean una salida virtuosa del crawling peg: no será a través de una devaluación sino con la liberación de las restricciones cambiarias.

Allí es donde aparece otra de las grandes incertidumbres relacionadas con el futuro del dólar. Ni el equipo económico, ni el FMI han dado certezas sobre cuál será el esquema futuro que aplicará la Argentina. Hay algunas pocas certezas. El Fondo le bajo el pulgar a la dolarización lisa y llana, mientras que el Gobierno insiste con la competencia de monedas, un esquema que permitirá transaccionar y ahorrar en cualquier signo monetario.

Milei pidió que los argentinos saquen los dólares del colchón
VICTORIA GESUALDI/TÉLAM
Milei pidió que los argentinos saquen los dólares del colchón VICTORIA GESUALDI/TÉLAM

Milei dio alguna pista más esta semana, al señalar que la cantidad de pesos en la economía quedará fija. La remonetización debería darse con “la plata del colchón”, según explicó el propio Presidente. Así se rompería la lógica de las últimas décadas, cuando era el Banco Central el que aumentaba la expansión monetaria para hacer frente a la mayor demanda de dinero, cuando la economía entraba en un ciclo expansivo.

Ahora, esa eventual mejora de la economía deberá ser acompañada de más inversión o directamente con el dinero que guardan las familias y las empresas.

Es cierto, por otra parte, que en los últimos años muchos optaron por sobre-stockearse en dólares y ahora se ven obligados a salir a vender.

Milei tiene algunas ventajas para seguir ganando tiempo, mientras se van disipando las dudas en el frente cambiario. Por lo pronto, la inflación continúa dando señales de desaceleración. Bajaría a cerca de 12% en marzo y la gran pregunta es si volverá a un dígito en abril o mayo. Aunque todavía son niveles muy altos, mantener la desaceleración por varios meses es algo positivo.

El frente fiscal también luce controlado. El aumento de los depósitos del sector público indican que marzo también mantendría el superávit fiscal (posiblemente financiero al igual que en el primer bimestre del año). La suba de los bonos y consiguiente caída de riesgo país está sustentada en el vuelco que el Gobierno le dio al manejo de las cuentas públicas desde el primer día de gestión.

Y en eso llegó Valdés

Sin embargo, también aparecen advertencias. El director del hemisferio occidental del FMI, Rodrigo Valdés, advirtió en su paso por Buenos Aires esta semana que es necesario mejorar la calidad del superávit fiscal, planteando así sus reparos por la forma en se consiguió la mejora de las cuentas. El organismo ya dijo en varias oportunidades que el ajuste no debería recaer en los que menos tienen.

Rodrigo Valdés, director del Departamento Hemisferio Occidental del FMI
REUTERS/Susana VeraRodrigo Valdés, director del Departamento Hemisferio Occidental del FMI REUTERS/Susana Vera

Pero mientras en Wall Street todo es optimismo en relación a la dirección adoptada por Milei, otros la siguen “sin ver”, parafraseando al Presidente. Es el caso de Sergi Lanau, un economista que pasó por el FMI y ahora es el director de estrategias de mercados emergentes en Oxford Economics. En un comentario de esta semana indicó: “Milei quiere mejorar rápido el déficit fiscal de 5,5% de PBI. Casi ningún programa del FMI lo logró en toda su historia. Lo intentó Mauricio Macri en 2018, con el ajuste de un rojo de 4,8% en 2018 y todo voló por el aire. La historia se repetirá”.

El Presidente pide paciencia a la gente y por ahora lo consigue. Distintas encuestas de opinión marcan que más del 50% de la gente cree que la economía va a mejorar en el próximo año, aún en medio de una fuerte recesión. Y el índice de Confianza del Consumidor de la Di Tella subió 1,2% en marzo. La luna de miel, que por lo general, no va más allá de los 100 días, se prolonga. Pero no será eterna.

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