Luego del triunfo que se le había escapado la semana anterior contra Racing, River necesitaba recuperarse en la Copa de la Liga y tenía la chance en un nuevo clásico, esta vez ante el golpeado San Lorenzo que todavía no había ganado en el certamen.
Mientras los de Núñez trataron de presionar alto desde el arranque para imponer su juego habitual, el Ciclón se dispuso a emparejar las acciones a partir del sacrificio de sus volantes y la salida rápida en cada recuperación.
Poco antes del comienzo, el Millonario sufrió la sensible baja de Julián Álvarez por un mareo y su reemplazante, Braian Romero, tuvo mucho protagonismo en la etapa inicial. El atacante, decidido a aprovechar su oportunidad, tuvo dos posibilidades concretas para convertir antes de la media hora, pero primero estrelló un mano a mano en el palo -tras gran asistencia de Enzo Fernández- y luego Sebastián Torrico reaccionó muy bien para taparle un cabezazo a contrapierna.
Los dueños de casa, que no habían inquietado mucho hasta ese momento, capitalizaron un doble error de Leandro González Pírez -primero perdió la pelota en la salida y luego la tocó con la mano dentro del área- y se encontraron con una inmejorable opción para ponerse arriba en el marcador desde los 11 metros. Sin embargo, Franco Armani le tapó con los pies el penal a Nicolás Fernández.
Entonces, el último campeón del fútbol argentino se envalentonó y profundizó sus avances sobre todo por la izquierda, con destacadas intervenciones de Milton Casco y Esequiel Barco, además de un estelar Fernández que volvió a hacer sonar, de volea, el poste derecho de Torrico.
La superioridad visitante, que ya comenzaba a ser notoria, se plasmó en el resultado cuando Barco ejecutó un córner con precisión, Paulo Díaz ganó de arriba y le convirtió a su ex equipo para cumplir con una máxima que nunca pierde vigencia.
En el segundo tiempo, los de Marcelo Gallardo encontraron más espacios para explotar de contragolpe, pero casi siempre fallaron en la última decisión. Mientras tanto, el conjunto local chocaba contra su propia falta de recursos y terminaba la mayoría de los avances en envíos aéreos sin destino cierto.
De a poco las piernas de los futbolistas empezaron a sentir el desgaste de un partido con importante incidencia física y se sucedieron los errores en los traslados y las entregas. En ese contexto, River empezó a meterse la victoria en el bolsillo sin mayores sobresaltos.
Sobre el final hubo algo de lugar para el sufrimiento, pero los de la Banda Roja se llevaron los tres puntos con justicia y ahora tendrán dos partidos de local para ratificar su levantada en la Copa de la Liga: Gimnasia y Boca. En el Nuevo Gasómetro, en tanto, hubo insultos para la dirigencia y malestar del público por una nueva derrota.