Vacunación Dengue

Sergio Massa tiene su destino atado a Cristina Kirchner

Mirando bien ese retrato compartido se puede llegar a otra conclusión: la vicepresidenta posee con él una dependencia electoral similar. Sin Massa, lastrado por la economía, estaría condenada a aceptar la salida de las PASO. Ella misma no se hará cargo del desafío por una razón sencilla: no está en condiciones de ganar.

sergio massa y cristina kirchner
La vicepresidenta Cristina Kirchner y Sergio Massa
Vacunación Dengue

El corrimiento electoral de Mauricio Macri y la decisión de Alberto Fernández de enterrar su pelea por la reelección, han colocado a Cristina Fernández en situación incómoda. Debe despejar, con cierta urgencia, dos grandes incógnitas: quién será el candidato del Frente de Todos y cómo hará para serlo. El dilema vigente entre el dedo de la vicepresidenta o las internas (PASO) que demanda algún sector oficialista.

Sergio Massa, pese al descalabro económico y social de la Argentina, apuesta aún a su candidatura única. Aceptaría someterse a las PASO únicamente con un par de partenaires vulnerables. Que no lleguen a empalidecer su victoria. Daniel Scioli, sobre todo, y Agustín Rossi pensarían en competir. Demasiado, tal vez, para las pretensiones del ministro. El embajador en Brasil atesora una esperanza: que la crisis termine por espantar a todos.

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Está dispuesto a permanecer y convertirse como sea en candidato. Massa aprovechó su encuentro con la Confederación General del Trabajo (CGT) y el Movimiento Evita para hurgar bajo del agua. Propuso como novedad de otro siglo un congelamiento de precios y salarios por 90 días. Lo de los salarios no caló. Emilio Pérsico compartió la propuesta del ministro de apretar a comerciantes y empresarios por el alza de los precios.

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No bien orilló la cuestión política, el líder renovador percibió una tendencia inconveniente. La central obrera y la organización social traslucieron su preferencia por la PASO para definir al candidato oficial. No quedaron solos: el propio Hugo Moyano, líder de los camioneros, se inclinó públicamente por una salida similar. Está claro que los cegetistas no quieren someterse de nuevo al dedo de Cristina. Con ese mecanismo electoral casi nunca les fue bien.

Días pasados, luego de una siesta de tres años, emitieron un documento escandalizados por la “descomposición social”. Formularon una amplia convocatoria para un acuerdo pre-electoral. Única forma, a lo mejor, de no quedar al margen de cualquier conversación si el resultado electoral relega al oficialismo. El ministro de Economía, que llegó a la coalición de la mano de Alberto, tiene aferrado su destino a Cristina.

Mirando bien ese retrato compartido se puede llegar a otra conclusión: la vicepresidenta posee con él una dependencia electoral similar. Sin Massa, lastrado por la economía, estaría condenada a aceptar la salida de las PASO. Ella misma no se hará cargo del desafío por una razón sencilla: no está en condiciones de ganar. No hay un solo estudio de opinión pública que la consagre vencedora en un balotaje. Contra el rival que sea. “Ya di todo lo que tenía”, aceptó en La Plata.

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Aquella sociedad político-electoral expone una dinámica de paradojas que llama la atención. Sobrevive porque ninguno de los dos tiene otro remedio. Sobre todo, Massa. El ministro conoce de audacias sin red. Cuando Alberto renunció como jefe de Gabinete en 2009 fue su reemplazante. Entonces debía lidiar con la sombra de Néstor. “El piloto de la nave es Cristina. El copiloto soy yo”, solía ufanarse. Duró en el cargo menos de un año. Regresó a la intendencia de Tigre.

Massa ensaya una renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por imposición de la vicepresidenta y La Cámpora. El mismo acuerdo del cual se jactó haber hecho aprobar como titular de Diputados en marzo de 2022, con ayuda de la oposición. El ministro demanda un anticipo de los desembolsos que restan hasta fin de año. Y una postergación de los pagos hasta 2024. Utilizaría esos fondos en la lucha cotidiana contra el dólar.

Su expectativa tiene la frontera de agosto: el mes de realización de las PASO. Luego habría que ver. Los comportamientos de Massa en la administración de la coyuntura denotan desesperación. El camporista Andrés Larroque, ministro de Kicillof, lo ilustró: “El martes no sabíamos si llegábamos al viernes”, aseguró. El ministro exigió a través de su segundo en el Banco Central, Lisandro Cleri, elevar al 91% la tasa de interés.

A mitad de semana ejerció presión sobre las cerealeras para la liquidación del dólar soja que viene muy magra. Utilizó un puñado de reservas del Central e, incluso, bonos para intervenir en el mercado y frenar la trepada de la moneda estadounidense. El ministro puso su cara para anunciar la activación del swap con China. Un mecanismo que permite pagar en yuanes las importaciones provenientes del país asiático. Conveniencia para las partes.

La Argentina evita la utilización de dólares que no tiene. Beijing se asegura de esa manera que no decaiga su flujo exportador con nuestro país. Fue la única medida, en medio de la crisis, que Cristina se animó a elogiar. Antes por la geopolítica que por otra cosa: siempre piensa en bloquear a Washington como eje de influencia. Tal vez por esa razón, el ministro le solicitó a su secretario de Comercio, Matías Tombolini, una visita al embajador de Estados Unidos, Marc Stanley.

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