El pacto entre Juan Manzur y Ricardo Bussi que se vio en el Concejo Deliberante comenzó a tener nuevas réplicas. El dirigente de Fuerza Republicana afirmó que bloque en la Legislatura impulsará una reforma de la Constitución provincial para disminuir el número de legisladores y concejales.
Consultado por si esa modificación de la carta magna incluiría la reelección indefinida del gobernador, la respuesta fue clara. “Si es la carta de cambio para ajustar el gasto de la política, no tengo problemas en que la reforma incluya la reelección”, afirmó Bussi en Los Primeros
Las declaraciones de Bussi están atravesadas por las hipótesis sobre el futuro del peronismo. Próximo a iniciar su segundo mandato, se abren interrogantes sobre Manzur y sus posibilidades de seguir conteniendo a todas las alas del pejotismo (entre ellas al vicegobernador Osvaldo Jaldo, reacio a la reforma). La posibilidad de un tercer mandato sería una carta fuerte del gobernador para mantenerse al frente del peronismo tucumano.
Pero además, Bussi comienza a preparar el escenario para terminar de sellar el pacto en la Legislatura, para quedar dentro de la mesa de autoridades del cuerpo.
Las imposturas de Bussi
Todo este gran guiño a Manzur está justificado, según Bussi, en la necesidad de bajar el “gasto de la política”. Buscando captar un voto antipolítica, Bussi debe tapar su propia historia. Desde 1984 comenzó, cobijado por su padre Domingo Antonio Bussi, una carrera política en donde nunca dejó de vivir de cargos políticos.
Además, como todo político del régimen, Bussi hace uso y abuso abusó de los privilegios como político, comenzando por dietas ajenas a lo que cobra un trabajador. En las últimas elecciones trascendió que como concejal de la Capital tenía 70 empleados, entre ellos familiares y algunos de sus actuales compañeros de bloque. Un “gasto de la política” del que Bueno no quiere hablar.
