Un grupo de diputados de Juntos por el Cambio referenciados en la Unión Cívica Radical (UCR) bajó al recinto y así el oficialismo logró quórum para el tratamiento del Presupuesto 2023. Así, en medio de la fuerte interna entre el macrismo y el radicalismo, una parte de la oposición colaboró con el Frente de Todos para avanzar en la ley de leyes.
En ese marco, cabe mencionar que se trata del bloque de Evolución Radical, liderados por Rodrigo de Loredo. Los primeros en bajar fueron Emiliano Yacobitti, Danya Tavela, Dolores Martínez, María Victoria Tejeda, Carla Carrizo, Pablo Cervi, Gabriela Brouwer De Koning, Marcela Antola y Martín Berhongaray.
Por el contrario, no aportaron al quórum, pero si bajaron ni bien se alcanzó, el presidente de ese bloque, Rodrigo de Loredo, Martín Tetaz y Alejandro Cacace. “El primero fue Yacobitti”, contaron desde Evolución. Y el colmo de los colmos se produjo cuando adelantaron que votarían a favor del Presupuesto.
Finalmente, con 133 diputados presentes, el Frente de Todos logró quórum y consiguió que se aprobara el presupuesto. El PRO y la Coalición Cívica bajaron una vez que el oficialismo logró los números para sesionar. A diferencia del PRO, los radicales de Evolución acompañaron el Presupuesto.
Esto lleva a preguntarse hasta cuándo un sector de Juntos por el Cambio seguirá siendo funcional al kirchnerismo. Y es que Juntos por el Cambio votó dividido, pero fue clave para la aprobación en general. A favor se anotaron la UCR, Evolución Radical y el espacio de Margarita Stolbizer.
Lo cierto es que desde el kirchnerismo hicieron un presupuesto de venganza, con impuestos solapados para el campo, los jueces y los que viajan. Los sectores que siempre quieren castigar. Hicieron un presupuesto de persecución política a los que se les oponen, y de protección facciosa y descarada a sus cajas.
El ejemplo más escandaloso es que quieran imponer ganancias a los jueces que ya pagan desde 2016 y que al mismo tiempo quieran reducir ganancias a los camioneros y como un privilegio sectorial. Máximo Kirchner no quería ni aparecer en el recinto, pero no sólo estaba saldada su alianza con Moyano.
Sino también muy cuidadas sus cajas en las empresas del estado donde el ajuste ni toca la puerta y más bien sigue de largo. Eso sí, educación, coberturas médicas y jubilados: sin anestesia.
Cuando la inflación no baje a 60% como dice el presupuesto que votaron también habrá que guardar una cuota del recordatorio para un sector del radicalismo.
El mismo que asiduamente se siente notablemente cómodo en contubernios con el kirchnerismo. En definitiva, lo cierto es que desde Juntos por el Cambio deberán considerar de una buena vez por todas si seguirán jugando a ser opositores o si se enfrentarán al Frente de Todos en pos de que no se lleve por delante lo poco que queda.
