El Presidente puede creer que no todo está perdido, y se da ánimos gritando ¡carajo! La Vicepresidenta se cuelga del travesaño, pero quiere hacer creer a toda su platea adicta que ha lanzado la ofensiva final. Y Sergio Massa hace como si se peleara con el bloque oficialista, pero todos saben que solo hace equilibrio para manejar una Cámara difícil. Las tres patas del Frente de Todos proclaman que el oficialismo no se romperá, pero el enduido que usan ya no ocultan las profundas grietas de la coalición.
Al final será la realidad la que dictará el veredicto y esa realidad hoy se llama inflación. ¿Cómo viene el índice de abril? Mal, muy mal. Estará en torno de los seis puntos, apenas algo menor que en marzo. En dos meses, el costo de vida habrá subido cerca de 14 puntos. Ese dato destroza cualquiera de las excusas que balbucean los funcionarios y desnuda otra verdad: el gobierno navega a tientas y sin brújula por ese mar embravecido.
En otras palabras, no hay política antiinflacionaria ni programa económico. Este diagnóstico aparece cuando se ausculta a empinados dirigentes del oficialismo que observan con aprensión que Alberto Fernández parece decidido a atarse al palo mayor junto al ministro de Economía. Ese sostén a Martín Guzmán hay que explicarlo más por la presión de Cristina Kirchner para eyectarlo del cargo que por el convencimiento de Fernández de que tiene el as de espada para derrotar la inflación.
Otra vez, como en otras situaciones históricas, el Presidente termina unido a su ministro por el espanto hasta que la realidad o la necesidad política termina por imponerse. La inflación será el disparador no querido de los cambios a los que se resiste Alberto Fernández. Y Guzmán es el plato principal de ese menú. Lo que Fernández parece hacer es dejar que la realidad provoque los cambios en su gobierno.
Lo intentó después del golpazo de las PASO, pero Cristina le disparó la crisis de gabinete, el principio del fin del Frente de Todos, que el Presidente no resolvió bien. Cristina Kirchner no acatará que Alberto Fernández siga con su plan de reelección. Es notorio que Wado de Pedro está haciendo el curso para construir su candidatura y la fuente de su poder no es otra que la que emana de Cristina y sus formaciones.
Pareciera que el ministro del Interior quisiera ir por el carril moderado, una búsqueda de salirse del límite impuesto por el relato y la confusa ideología que lo sustenta, pero que su pertenencia juega en contra de ese propósito. Quienes especulan con su candidatura presidencial agregan que todavía no está decidido si se inscribirá en el firmamento peronista o se lanzará desde Unidad Ciudadana.
Se trata del partido que tiene en la manga Cristina para diferenciarse del PJ. Si así fuera estaríamos en camino hacia el big bang del Frente de Todos, lo que muchos ponen en dudas. Uno de ellos es Sergio Massa que cree que hacer planes hoy desde el oficialismo y las candidaturas es muy aventurado. Primero, se lo escuchó decir, hay que ver cómo llegamos a mayo del año próximo.