En el día de hoy el presidente Alberto Fernández comunicará las nuevas restricciones con las que la cuarentena más larga del mundo continuará en la mayoría de los distritos de Argentina. De esta manera, hará gala de ser un líder protector de una sociedad que está harta de ver como su principal dirigente les miente en la cara acerca de lo que no fue para nada una buena administración del virus que arribó al país hace más de medio año.
Y es que es justamente esa cantidad de tiempo que tuvo el Gobierno nacional para poder hacer frente a la epidemia. Sin embargo, la crisis sanitaria no hizo más que profundizarse cuando restan apenas 75 días para la Navidad. En ese marco, las cifras que a diario inundan los medios de comunicación dan cuenta de que nuestro país se encuentra entre las naciones que mayor cantidad de contagios y muertes registra.
La situación está desbordada y para nada controlada a pesar del tiempo transcurrido desde mediados de marzo, momento en el que se decretó la cuarentena más larga del mundo, con las graves consecuencias económicas y sociales que trajo aparejada esta decisión. Justamente, en aquél mes, los integrantes del oficialismo aseguraban que la pandemia era pan comido, y no menos preocupante que el dengue, por ejemplo.
Sin embargo, la pandemia terminó siendo un camión que arrasó todo a su paso y con el cual el Gobierno chocó de frente por subestimarla y por el mediocre manejo que llevó a cabo. Es por ello que las cifras de contagios y muertes sólo rivalizan con los paupérrimos números que la economía arroja en materia de desempleo, recesión y consecuencias sociales tales como el aumento de la inseguridad y el crecimiento del narcotráfico.
Pero, además, el hundimiento del país y la angustia que genera en la sociedad, terminó siendo el escenario perfecto para quienes dentro del propio gobierno buscan asegurarse la impunidad en las causas judiciales que tienen a Cristina Kirchner y a los suyos como acusados de graves hechos de corrupción. Para ello, se valen del atropello a las instituciones y al ajusticiamiento a quienes osen enfrentarlos en defensa de la República.
En ese marco, el oficialismo pretende llevarse puesto al mismísimo presidente de la Corte Suprema de Justicia por no aceptar la cooptación que el kirchnerismo pretende hacer del Poder Judicial. Y es que la impunidad todo lo vale para quienes buscan disolver de hecho la división de poderes que consagra la Constitución Nacional de cara a un sistema democrático que se encuentra funcionando a cuentagotas y de manera remota o virtual. Es por ello que resulta clave como nunca el papel que la sociedad juegue en una coyuntura como esta. En ese sentido, una fecha simbólica como la del 12 de octubre en materia de colonización de América, puede resultar significativa debido a que la gente saldrá a la calle para manifestarse en contra de la cooptación de la Justicia por parte del kirchnerismo. Y no hay pandemia ni miedo que pueda detener al pueblo cuando de defender a la República se refiere.