Vacunación Dengue

A Sergio Massa se le viene la noche

Le aguardan los altos índices inflacionarios de agosto y de septiembre, que se conocerá antes del 22 de octubre. Los datos de desigualdad del índice GINI y los de pobreza del Indec, que también deben difundirse este mes.

Sergio Massa
Sergio Massa
Vacunación Dengue

Sergio Massa, por consejo del catalán Antoni Gutiérrez Rubí, ha decidido moderar sus ironías sobre el candidato libertario. Menos, en cambio, las alusiones al miedo ante la presunción del desgobierno que provocaría el arribo de Milei al poder. También al ministro-candidato, como a Bullrich, le faltaría una estrategia. Difícil diseñarla frente a un horizonte económico-social que sólo augura malas noticias.

Aún con aquellos números optimistas que exhibe, Milei debería someterse a un supuesto balotaje con Massa. El libertario imagina una campaña desgarradora teniendo que enfrentar al sistema peronista. “Cero triunfalismo”, apunta uno de sus asesores. La cautela tendría que ver con aquella realidad. También, con la facilidad con que el candidato libertario suele desbocarse. De allí, en las próximas semanas, tal vez, se vea una modificación de planes.

Asistencia Pública

Menos oratoria y mayores recorridas callejeras. Como la realizada la semana pasada en La Matanza. Práctica que se extendería al Interior de donde, impensadamente, provinieron millones de votos. Rémora de lo que fue en los 80 la irrupción del menemismo. Massa, en ese aspecto, asoma mucho más limitado. El contacto espontáneo con la gente se dificulta porque como ministro-candidato es el mensajero de noticias ingratas. Pasó la devaluación de agosto.

Movilidad

Le aguardan los altos índices inflacionarios de agosto y de septiembre, que se conocerá antes del 22 de octubre. Los datos de desigualdad del índice GINI y los de pobreza del Indec, que también deben difundirse este mes. El líder renovador dependerá mucho para su exposición pública de las maquinarias peronista y kirchnerista. Por ese motivo se realizó la cumbre en Tucumán donde dos aspectos quedaron a la vista.

La ausencia de una conducción que centralice y ordene. Producto del repliegue de Cristina Fernández y la ausencia territorial de La Cámpora. La vicepresidenta está aterrada por la debacle social. La última vez que se la vio en público fue el 17 de julio en un simulador en Aeroparque junto al ministro-candidato. Hace 55 días que permanece casi en la clandestinidad. La Cámpora constata a cada paso que la militancia deambula desesperanzada.

Los camporistas se ocuparon de un corto de gran calidad cinematográfica para recordar el aniversario del atentado fallido contra la jefa. Con argumentos falaces, que la realidad desmiente. Los tres responsables del ataque (los copitos), están detenidos, procesados y en las puertas del juicio. La pista del presunto financiamiento permanece en manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi.

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Cristina no pudo manejar el Senado, como hizo durante mucho tiempo, para lograr la prolongación en el cargo, tras haber llegado a la edad jubilatoria, de la jueza Ana María Figueroa. Un fallo unánime de la Corte Suprema la terminó por cesantear. Se fue sin haber formalizado su voto favorable a la absolución de la vicepresidenta en las causas Los Sauces-Hotesur (sospecha de lavado de dinero) y el Memorándum con Irán.

Más allá del reemplazo es muy probable que Cristina deba afrontar en ambos casos nuevos juicios. De golpe de gracia recibió la novedad de otro juicio perdido por su pupilo, Axel Kicillof, a raíz de la expropiación de YPF en 2012. Un dineral que perderá el Estado por una decisión oscura de la “década ganada”. Historia vieja que renace al influjo del cambio de época que las elecciones insinúan.

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