Tucumán sigue atravesando las horas más difíciles en lo que hace a la pandemia mundial de coronavirus. Ayer se registró un nuevo récord en cuanto a la cantidad de contagiados se refiere en un solo día y la semana vigente culminará con más de 1000 nuevos infectados. En este marco, la posibilidad de volver a la fase 1 de la cuarentena estricta está cada vez más cerca. El gobierno lo sabe, pero le preocupa la reacción de la sociedad.
Y es que el oficialismo tiene a diario distintos tipos de manifestaciones y protestas frente a la Casa de Gobierno con la intención de disuadir al peronismo local de continuar con las restricciones impuestas hace una semana. Y es que la reacción sería todavía más dura si se decide avanzar en un retroceso mayor que lleve a la provincia a mediados de marzo, es decir, seis meses atrás cuando se decretó a nivel nacional el aislamiento social obligatorio.
La disyuntiva envuelve al gobierno local que ve cómo la amenaza de la saturación del sistema sanitario puede volverse realidad en cuestión de días, tanto en el ámbito público como en el sector privado. Y es que más de 150 días no le alcanzó para prevenir esta realidad lamentable que debe atravesar la provincia. Los efectos de las políticas implementadas por el oficialismo fracasaron rotundamente tal y como lo evidencia a diario la realidad.
Las consecuencias no sólo se manifiestan en lo que hace al ámbito de la salud. Sino que también se evidencian de forma contundente en lo que respecta a la actividad económica. Y es que los errores del gobierno han sumido a la provincia en el peor de los escenarios: circulación comunitaria del virus, peligro de un colapso sanitario, profundización de la recesión a causa de las restricciones a la actividad y un incremento de la pobreza.
Para colmo, en Tucumán todavía no se registró el pico de contagios, algo que las autoridades sanitarias intentan menguar por medio de recomendaciones sanitarias junto con la inoculación del miedo a la sociedad. Esta última estrategia no parece dar resultado y los trucos bajo la manga no son un fuerte de la administración local. Es por ello que sólo apelan a la cuarentena, cuyo endurecimiento podrían decretar en pos de intentar evitar el desmadre sanitario.
Cabe recordar que todavía restan unos 10 días más del retroceso de la fase 5 a la fase 3. Este tiempo le serviría al oficialismo como para tantear el humor social y seguir de cerca la cantidad de contagios registrados a diario. Los cuales, en caso de mantenerse en el nivel de 300 por día o más, convencería a alas autoridades de volver sin miramientos a la fase 1 y enfrentar la negativa de la sociedad, incluso, a pesar de que existan mayores infecciones periódicas.
Y es que está a la vista que 6 meses, es decir, medio año después de la llegada de la pandemia al país y a la provincia, junto con la implementación de un aislamiento férreo al comienzo, no lograron evitar que a días de que se vaya el invierno y llegue la primavera, la provincia esté no sólo encerrada, sino que también se encuentre paralizada a la hora de llevar a cabo cualquier tipo de actividad individual o colectiva, sobre todo trabajar.
