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Calvario en Villa Carmela: “abrís la canilla y no sale nada de agua”

Los vecinos dependen del camión cisterna de la comuna de Cebil Redondo para proveerse. Para beber compran bidones y botellas.

VERANO, LA PEOR ESTACIÓN. Cuando el calor aumenta, la poca presión del agua se pierde por completo. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
Descacharreo

En el barrio del Colegio de Psicólogos de Villa Carmela, la mitad del vecindario -de 20 viviendas- carece de agua corriente. La supervivencia depende de la voluntad de la comuna de Cebil Redondo para que envíe su camión cisterna y llene los tanques de agua de las viviendas, que se agotan en dos o tres días.

“La gente cuando sale y va a trabajar, vuelve con bidones, botellas y tachos para pasar el día”, confiesa Gustavo Anan (51 años), médico veterinario que reside desde 2013, cuando el barrio fue inaugurado.

Fumigación y Limpieza

Los vecinos traen consigo un largo historial de documentos presentados ante el Instituto Provincial de la Vivienda y Desarrollo Urbano (IPV) y la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT). Sin embargo, su situación aún se mantiene lejos de ser revertida.

Movilidad Urbana

“El barrio fue entregado sin la aprobación del pozo de agua que tiene”, contó Beatriz Velázquez (38), una de las más afectadas.

Este complejo habitacional se encuentra en zona de declive, en el piedemonte, y por eso algunas viviendas están en áreas más altas que otras. Esto causa que una mitad del barrio tenga agua de forma circunstancial y otras en ningún momento del día.

“Cuando vinimos a vivir aquí había una conexión con el barrio El Mirador, pero los vecinos se quejaron bajo el argumento de que les íbamos a quitar el agua y nos desconectaron”, afirmó Velázquez.

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Consultado por LA GACETA, Marcelo Martínez, vocero de la SAT, explicó que el servicio de agua del barrio de Psicólogos no fue transferido a la entidad por incumplimientos de carácter técnico y legal. Agregó que hay un compromiso entre la SAT y el IPV para asistir a los vecinos una vez que los requisitos sean cumplidos.

“Para llevar a cabo una demanda ante ambas instituciones tuvimos que crear un centro vecinal”, comentó Eduardo Abascal (60), integrante de esa entidad.

Esta comisión de vecinos adquirió personería jurídica en marzo del año pasado, por lo que se prevé realizar la denuncia penal lo más pronto posible.

“Los que vivimos frente al barrio El Mirador somos unos privilegiados, porque nuestro vecino nos pasa agua por una manguera que atraviesa la calle”, reveló Abascal. También recordó que tuvo que cambiarla varias veces porque los autos que pasan la destruyen.

Supervivencia

Un servicio tan elemental como el agua también genera situaciones incómodas cuando llega el momento de festejar un cumpleaños o la Navidad.

“Tuve que hacer todo un invento en mi baño para que la mochila del inodoro se llene si viene gente a mi casa”, confiesa el veterinario Anan lamentándose. Abascal comentó que nunca pasó ninguna Navidad ni Año Nuevo en su casa de Villa Carmela, prefiere pasar esas fiestas en otro lugar.

Por otro lado, Velázquez comentó que hay muchas familias que tomaron la decisión de irse del barrio por la falta de agua, y ponen las casas en alquiler. Hay al menos seis casas en estas condiciones, agregó.

“A esta casa la compramos con mucho sacrificio. Algunas veces me senté solo a llorar, porque da mucha bronca”, dijo Abascal mientras tomaba un vaso de agua para pasar el mal trago.

“Una cosa es que te cuente y otra es que lo vean, vos abrís la canilla y no sale nada de agua”, afirma Anan.

Otros problemas

Más allá de la falta de agua, que afecta a cuatro de las siete manzanas, el servicio de recolección de residuos es causa de otro malestar, ya que no pasa regularmente. La pavimentación de las calles internas es otro reflejo del abandono de este barrio.

También hay un reclamo generalizado entre los vecinos por el incremento de las cuotas. “Las cuotas del IPV son pagadas religiosamente y te cobran por una casa que no tiene el servicio básico del agua corriente”, opinó Anan.

Inicios
No se cumplen los requisitos técnicos que exige la SAT

A mediados del año 2013, las 120 viviendas fueron habilitadas sin haber cumplido  con los requerimientos técnicos que exige la SAT para poder intervenir. La noche inmediata al día de la inauguración, el barrio quedó sin agua por primera vez. Constantes denuncias ante la Defensoría del Pueblo, el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) y la SAT fueron realizadas por los vecinos sin respuesta alguna. Según el Centro Vecinal, el IPV responsabilizó a la empresa constructora que ellos mismos contrataron por este problema. La SAT se mantuvo al margen.

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