Mi nieto realizó el año pasado el “jardín de cuatro años”, en el cual disfrutó de todos los juegos, las distracciones y los regalos que le ofrecieron. Este año comenzó el “jardín de cinco años”, y con él comenzaron las obligaciones, tales como copiar las letras y los números, realizar ejercicios supervisados, someterse a la disciplina que impera en el colegio, no andar corriendo por el aula o el patio a su antojo, estar quieto y sentado en clase, poner atención en lo que hace, etcétera. Mi intención con esta introducción no es promocionar al niño, al colegio que concurre, ni a las “seño” que lo tienen a su cargo, sino mostrarles a los señores políticos que se candidatean (en este año electoral), que el tiempo pasa, que las obligaciones cambian, que lo aprendido en los años pasados tiene que haber dejado una enseñanza positiva para ponerla en práctica a partir de este año, y que hay que mirar al futuro a corto y a largo plazo. A corto plazo, porque hay cosas que no pueden esperar más, como ser: el dinero que no alcanza, la inseguridad, la aplicación del riguroso cumplimiento de las leyes y la creación de fuentes de trabajo, principalmente, pues necesitan urgente solución. Y a largo plazo, porque la elección de un candidato político para la función pública no es una invitación a una fiesta, sino la habilitación legal para realizar una tarea que requiere seriedad, responsabilidad, buena voluntad, eficiencia y honorabilidad. Pero, por favor, que sea una honorabilidad obtenida sobre todo con honradez. Por lo que espero que no acaben siendo como mi nieto, que ya anda renegando porque tiene que trabajar y someterse a las nuevas normas establecidas por el colegio sin protestar.
Daniel E. Chávez