En el lugar desaparecieron las largas mesadas. También, las estanterías cargadas de botellas de vino de las paredes. La enorme parrilla ya no desprende humo. Se esfumaron las risas y conversaciones ruidosas. No quedó nada.
“Con un dolor en el alma, me despido de vos, querido comedor. Me diste mucha satisfacción. Así me voy, dejando todo limpio”, declara entre lágrimas Claudia Saluzzo, mientras filma el local vacío. Se trata de la dueña de un restaurante familiar que funcionaba dentro del Club Sportivo Belgrano de la ciudad de San Francisco, en Córdoba. Tuvo que cerrar por el impacto económico de la cuarentena.
Según contó Saluzzo a medios locales, el comedor “funcionaba extraordinariamente” pero no pudo soportar los gastos generados tras dos meses sin poder trabajar. Como muchos restaurantes, intentaron sobrellevar la situación haciendo delivery, pero no les resultó.
“Con el delivery no sacás ni para la nafta”, expresó al diario El Periódico. La mujer remarcó que “hay muchos que desde sus casas hacen de comer y venden” sin tener que mantener un lugar. “La competencia es desleal si no podemos abrir”, declaró.
Claudia intentó conseguir ayuda del municipio pero no obtuvo respuesta. “No me hago la víctima porque hay un millón de personas que estamos en la misma situación“, dijo.
Como su nombre lo indica, “Lo de Saluzzo” era un emprendimiento familiar. Trabajaba allí junto a su marido Alejandro, sus tres hijas, Natalia, Lucía y Valentina, y uno de sus yernos. Y eso es lo que destaca por sobre todo. “Tengo una familia que vale oro, siempre la luchamos juntos”, afirmó y no duda que en el futuro volverán a abrir otro restaurante.
