Vacunación Dengue

COVID-19: Ni una riña de gallos pueden controlar

Tucumán padece una ola de muertes y contagios por coronavirus, mientras las autoridades no saben cómo detenerla

El coronavirus se expande en la provincia
Vacunación Dengue

El de ayer, fue un lunes negro para Tucumán ya que una docena de personas murieron a causa del coronavirus. De esta forma, no solo se registró en los últimos días un récord de contagios por COVID-19, sino que también, los fallecimientos empiezan a contarse con una velocidad inusitada hasta hace poco tiempo. Mientras tanto, las autoridades sanitarias ya no saben cómo hacer para evitar que la población caiga en el pánico.

Y es que la respuesta de los funcionarios públicos y del equipo armado por el oficialismo para combatir la pandemia, cada vez tienen menos resultados que mostrarle a la sociedad. No sólo no lograron prevenir, como prometieron, impedir que en Tucumán la circulación del virus se volviera comunitaria. Sino que tampoco pueden manejar la situación ahora, en la que ya ni siquiera pueden impedir que tenga lugar una riña de gallos.

Fumigación y Limpieza

Llegan a destiempo y eso se nota, especialmente, en las últimas semanas, en las que no tuvieron idea más fácil que hacer retroceder a la provincia a la fase 3 de la cuarentena. Al mismo tiempo, el oficialismo gasta energías titánicas en negar que estamos cerca de volver a la fase 1 estricta que supimos conocer a nivel nacional allá por mediados del mes de marzo, cuando Alberto Fernández decidió imponer el aislamiento social obligatorio.

Movilidad Urbana

Casi que no hay un espacio de la administración pública que no haya registrado algún empleado con coronavirus. Al tiempo que el personal de salud está agotado y estresado por tener que enfrentar la pandemia en un estado de situación que no es el óptimo ni mucho menos. Una promesa más que no cumplieron desde el Gobierno local. Casi medio año de restricciones a la libertad de la gente no les alcanzó para reforzar en serio el sistema sanitario.

Los médicos y enfermeros no dan abasto y la atención se resiente al no haber el recambio de profesionales necesarios. Eso deriva en que la gente que tiene síntomas debe realizar horas de cola para someterse a un testeo. Los protocolos de atención cambian de una semana a la otra y es que la situación va a una velocidad a la que no está acostumbrada la clase política, que dejó por años que se deteriorara la estructura sanitaria de Tucumán.

De todas formas, insisten desde el Siprosa, el COE y el Ministerio de Salud que la provincia se encuentra lejos de que su sistema colapse. Sin embargo, cercenaron la posibilidad de que continúen trabajando establecimientos gastronómicos y gimnasios a pesar de que alardean de tener controlada la situación. La contradicción es alarmante y no parecen notarlo quienes llevan el destino de Tucumán en sus propias e ineficaces manos.

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Mientras tanto, la economía local cruje, los puestos laborales se pierden y los contagios y las muertes se incrementan de una manera poco creíble para lo que era la situación de Tucumán hace poco más de un mes. De esta coyuntura es de lo que no se hacen cargo las autoridades sanitarias y políticas de nuestra provincia, la que debe lidiar con una pandemia insólita, al tiempo que cargar con la misma clase política de siempre, ineficaz como ella sola.

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