Vacunación Dengue

Cristina Kirchner no se banca la división de poderes

Siguen atacando con todas sus fuerzas y desde todos los costados, a la justicia en general y a la Corte Suprema en particular.

cristina kirchner
Cristina Kirchner
Vacunación Dengue

Hay que estar alerta y con la guardia bien alta. Cristina y sus talibanes no se bancan la división de poderes. Siguen atacando con todas sus fuerzas y desde todos los costados, a la justicia en general y a la Corte Suprema en particular. La jefa del jefe del estado todavía no digirió y tal vez no lo procese nunca, que haya pasado a ser la vice presidenta condenada a 6 años de prisión por haber robado dineros del pueblo argentino.

Y como si esto fuera poco, en los últimos tiempos, el cuarto gobierno kirchnerista viene recibiendo una batería de malas noticias y derrotas políticas. La más potente de estos últimos días fue el fallo de la Corte a favor del gobierno de la Ciudad ante el robo descarado de los fondos coparticipables que perpetraron Alberto y Cristina para tapar los huecos de la ineficiencia de Kicillof.

Asistencia Pública

Fue Cristina la que inició la batalla contra Larreta y la ciudad a la que despreció tratando de “opulenta” por estar llena de agapantos y hasta helechos iluminados. Vale recordar que ambos viven en esta ciudad opulenta y en los barrios más elegantes y caros: Puerto Madero y la Recoleta. Fue Cristina y sus fanáticos lo que desataron una vieja y nefasta grieta entre porteños privilegiados y provincianos perjudicados.

Cumplimos

Siempre la división, siempre la confrontación. Siempre la búsqueda de enemigos y culpables en lugar de encontrar soluciones. Ese es el ADN del nacional populismo pingüino que abreva en la tiranía chavista. La Corte puso las cosas en orden, pero Alberto habló de día aciago para el federalismo y volvió a utilizar la palabra “opulento”, como si el progreso fuera algo de derecha y hubiera que igualar todo para abajo.

Cabe mencionar que el modelo que ellos pregonan es de mafias, marginalidad y clientelismo feroz. La Matanza es el ejemplo más doloroso. Solamente gobernó el peronismo desde 1983 y el desgarro de la pobreza extrema, la violencia, la falta de agua, cloacas y asfalto es demoledor. Ojalá La Matanza fuera opulenta. Porque eso significaría que millones de argentinos tendrían una vida digna.

Pero el peronismo de todos los palos, desde el menemismo, hasta el cristinismo, no hizo otra cosa que multiplicar la miseria. No están contra la pobreza, están contra los pobres. Alberto Fernández se reunió con 14 gobernadores para hacer un frente común y alzarse contra una decisión de la Corte. Eso solo ya es un desafío a la República y empujar a las instituciones al borde del abismo.

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Un impresentable autoritario como el gobernador Jorge Capitanich, incitó al presidente para que no acate el fallo de la Corte y para que le inicie juicio político. Apelan al rio revuelto, ganancia de pescadores. Semejante actitud anti democrática habla de ellos y su desesperación por el inexorable camino hacia el ocaso que han emprendido. Es que no paran de recibir malas noticias. Cristina, condenada como nunca se hubiera imaginado.

Otra vez empujan a Alberto Fernández a violar la ley o desacatar los fallos. Golpismo puro. Y dos violentos históricos como Fernando Esteche, el fundador de Quebracho y admirador del fascismo iraní y el capo de la Tupac, le pegaron duro el presidente. Le dijeron desde que no le da el cuero porque es un gobierno nacional débil hasta que es un menemismo tardío que los cagó. Literal.

Un campeonato mundial extraordinario, con valores que representan todo lo contrario del kirchnerismo y con la movilización popular más grande de la historia que el gobierno no pudo contaminar, agregan sapos que el gobierno tuvo que tragar. No pasarán. No pasarán los corruptos y patoteros de estado. No pasarán los golpistas institucionales. La sociedad no lo va a permitir. En forma pacífica y con millones de votos en las urnas. Será justicia.

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