Vacunación Dengue

Cristina Kirchner quiere vengarse de la clase media y Fernández lo aprueba

El odio visceral de la vicepresidenta termina siendo replicado por todos sus seguidores y apoyado por Alberto Fernández

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Cristina Kirchner | Archivo
Vacunación Dengue

La vicepresidenta ya ha dado cuenta en sus gobiernos que no se quiere hacer cargo de medidas impopulares. La Cristina Kirchner que ven muchos como conductora y como líder, en los momentos como estos que son muy complicados y donde va a haber si o si malas noticias para la gente, no se quiere hacer cargo. Ahora nadie quiere ver la sinuosa relación del kirchnerismo con la clase media y los sectores populares.

Hay un desprecio a la clase media. Hay una creencia de que a los pobres se los puede arreglar aumentando un plan social y no generando empleo. Entonces ese abrazo que los argentinos necesitan después de un año largo de pandemia, pero también de quiebre económico no lo tienen. Por el contrario, tienen una cachetada ya sea en lo que respecta a este escándalo judicial o las declaraciones de Matías Kulfas diciendo que no son pobres los que viajan.

Asistencia Pública

Y es que el gobierno de Alberto Fernández identifica a la clase media con la oposición, con Juntos por el Cambio. Pero aparte es una falsa dicotomía porque la clase media acompañó en el inicio del kirchnerismo porque la situación económica venía en franca mejoría y había algunas señales hacia las pymes. Lo que sucede es que las sucesivas derrotas electorales cultivaron el rencor kirchnerista en contra de las capas medias de la sociedad.

Movilidad

El odio visceral de Cristina Kirchner termina siendo replicado por todos sus seguidores. Siempre llevan la discusión o los planteos a una lógica setentista que no tiene nada que ver con la realidad. Este gobierno plantea un discurso que atrasa 50 años. La clase baja tiene otras necesidades más básicas, que están igualmente insatisfechas. Las últimas decisiones del Gobierno golpean directamente a la clase media.

Ya sea por impericia, que la hay, o por vetustos prejuicios, que también existen. Ese sector social no vota mayoritariamente al kirchnerismo. Algo de castigo, premeditado y cruel, puede constatarse. Entre el 70 y el 80 por ciento de la clase media argentina se acostumbró a viajar cada tanto al exterior (a Brasil, Europa o los Estados Unidos) comprando paquetes que los paga en cuotas.

Las cuotas se terminaron, dictaminó el Gobierno. A ese sector social, que fue duramente castigado por la cuarentena más larga e inútil del mundo, se le vuelven a cerrar las puertas del mundo por otra decisión intempestiva y arbitraria. Ya se le había quitado capacidad de consumo y la eterna aspiración de ascenso social por el mal manejo local de la pandemia; ahora se le niega el derecho a la ilusión.

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A esta altura, está claro que la impericia y el prejuicio caminan juntos a veces. Están dejando a la clase media sin aviones de cabotaje o están abriendo la posibilidad de que los precios de los pasajes dentro del país sean inaccesibles para ese sector social.  Lo único cierto y palpable es la exclusión de muchos argentinos de pequeñas alegrías materiales en medio de las tribulaciones de cualquier vida.

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