Vacunación Dengue

Cristina Kirchner se rindió ante la “presión” de Sergio Massa

¿Qué sucederá con la economía si resulta derrotado en las PASO? ¿Cómo hará campaña con una inflación muy por encima del 100%? ¿Cómo será el tránsito hasta octubre y el balotaje posible de noviembre?

cristina kirchner y sergio massa
Cristina Kirchner y Sergio Massa
Vacunación Dengue

Cristina Fernández dejó su cargo al finalizar el segundo mandato el 9 de diciembre del 2015. El mismo día realizó un multitudinario acto de despedida en la Plaza de Mayo. Mauricio Macri asumió 24 horas después. Los atributos (el bastón y la banda) le fueron colocados por Federico Pinedo. Entonces titular provisional del Senado. Mucho se conjeturó sobre los motivos de aquel desencuentro entre la dama y el ingeniero.

La vicepresidenta reveló la verdad cuando en 2019 publicó su libro “Sinceramente”. Fue para evitar “una rendición”, consideró. Nunca debió haber imaginado que ocho años después volvería a repetirse el desafío frente a un hombre, Sergio Massa, que supo pavonearse junto al ex presidente en foros internacionales. En ese largo recorrido, quedó a la vista en los últimos días, Cristina fue quedando con retazos de su verdadero poder.

Asistencia Pública

Al punto de haberse tenido que inclinar ante su ministro de Economía, un raquítico Presidente y los caudillos provinciales e intendentes del PJ, que terminaron de imponerle la fórmula para las elecciones. Ese plano se puede auscultar de dos maneras. Descubrir la sagacidad y el oportunismo de Massa para imponer condiciones. También, la enorme fragilidad política del kirchnerismo y La Cámpora.

Cumplimos

Que han pagado carísimo su costumbre de vivir colgados solo de la falda de la jefa. Habría que señalar algo. Los mismos gobernadores que acorralaron a la vicepresidenta fueron los encargados de desdoblar las elecciones en las provincias para distanciarse de una posible derrota nacional. Lo cierto es que, una vez cumplido el cometido, retornaron con exigencias a la escena.

El fracaso político kirchnerista tuvo un símbolo. Fue Eduardo De Pedro. Designado como quinta columna en el gobierno de Alberto Fernández, habría sido incapaz estos cuatro años como ministro del Interior de alguna articulación política distinta a la lealtad permanente con Cristina. Su postulación en un video quedó ridiculizada cuando todos los gobernadores del PJ –salvo el tucumano Osvaldo Jaldo, en solidaridad con Juan Manzur– le dieron la espalda.

Cristina también prescindió rápido del “hijo de la generación diezmada”, no bien se sintió aislada por Massa y sus socios. El ministro de Economía se comportó respetando aquella sentencia que en medio de una de las tantas crisis internas había lanzado su mujer, Malena Galmarini: “Massa se queda hasta el final, porque el final es cuando se vaya Massa”. Ocurrió a mediados de abril. Ante ese dilema se encontraron Cristina y el kirchnerismo.

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Con una economía vecina al derrumbe, altísima inflación y una asistencia financiera pendiente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Trabada por la desconfianza que genera la Argentina. Con la renuencia especial de Alemania y Japón. El 14 de junio, día de cierre para la inscripción de alianzas, Massa había hablado en Olivos con Alberto sobre la necesidad de una lista única para que la campaña no agravara el cuadro económico.

Luego de decirle que no estaba dispuesto a bajar a Daniel Scioli, le aconsejó con sorna: “Pedíselo a tu jefa, que es Cristina”. El ministro ensayó gestiones que no tuvieron éxito en el entorno de la vicepresidenta. Intuyó que ni ella ni su hijo, el diputado Máximo Kirchner, hacían demasiado para satisfacer aquel pedido. Entonces lanzó frente a Cristina la intimación que contó con la complicidad de los gobernadores y, aunque cueste creerlo, del Presidente.

Alberto sintió que había llegado su tiempo de revancha. Logró introducir a Agustín Rossi, el jefe de Gabinete, como acompañante de Massa. Se regodeó con la nueva actualidad: después de dos décadas, es la primera vez que el kirchnerismo puro desaparece de la principal oferta electoral. Alguna vez afirmó que esa sería su misión a cumplir antes de la despedida. Massa delegará el ministerio en uno de los hombres de confianza. Sostiene que su postulación beneficiaría las negociaciones con el FMI.

No podría auto boicotearse. Un pensamiento similar circuló entre los gobernadores en las horas de la definición de la fórmula. ¿Será lo mismo que cavila el kirchnerismo? El optimismo compulsivo del ministro quizá no le permite reparar en otras circunstancias. ¿Qué sucederá con la economía si resulta derrotado en las PASO? ¿Cómo hará campaña con una inflación muy por encima del 100%? ¿Cómo será el tránsito hasta octubre y el balotaje posible de noviembre?

Cristina y el kirchnerismo resolvieron replegarse en Buenos Aires de la mano de Kicillof. En ese universo algunas cosas también empezaron a cambiar. No menos de una docena de intendentes del Conurbano respaldaron la maniobra de Massa. Los mismos que objetan el manejo que Máximo está haciendo del PJ bonaerense. La vicepresidenta imaginó que puede edificar su resistencia entre el principal distrito electoral y las provincias del PJ del NOA y el NEA. Habrá que verlo.

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