Máximo Kirchner tuvo que blanquear el dato que desde hace varios días circulaba en el Frente de Todos: en el oficialismo nadie sabe muy bien qué posición tomar frente a las PASO. El diputado confesó el martes en un encuentro con dirigentes del PJ bonaerense que aún no tiene una decisión tomada sobre el modo en que se resolverán las candidaturas del año que viene y por eso se postergaron los planes para impulsar la derogación de la ley que obliga a hacer Primarias.
En rigor, lo que nadie tiene claro es qué hará Cristina Kirchner en 2023, y sin esa información básica las discusiones en la coalición de gobierno seguirán girando en el aire, como ocurre con muchas de las decisiones que se amontonan en los cajones a la espera de que sobrevengan los acuerdos imprescindibles para encaminarlas. La posición que se reservará la vicepresidenta en las listas para 2023 será determinante para los planes del oficialismo en varios escenarios.
En primer lugar, si decide ser candidata a la presidencia, el Frente de Todos no hará PASO competitivas a nivel nacional. Ahí no hay discusiones: hoy no hay ningún dirigente capaz de ganarle una interna. Es cierto que su techo de votantes la deja por ahora fuera de la competencia frente a Juntos por el Cambio en un comicio general, pero esa será una discusión en segunda instancia.
A su vez, siempre hay que tener en cuenta que Cristina Kirchner nunca habilitó elecciones internas en un espacio propio. Si algún miembro del Frente de Todos quiere competir con ella, deberá hacerlo en una elección general. A su vez, si no es candidata a presidenta, pero sí se postula para integrar la Cámara de Diputados por la Provincia de Buenos Aires, su voz seguirá siendo determinante para armar la lista de postulantes habilitados para competir en las PASO oficialistas.
Hasta hoy, lo único que se sabe en el peronismo es que el candidato a gobernador será Axel Kicillof. En la gobernación admiten que, a pesar de esa autonomía, la suerte de Kicillof está atada a la boleta nacional. Hoy, en el entorno del gobernador ven con preocupación la doble tormenta que atraviesa el Gobierno: la combinación de una economía fallida con la fractura política del Frente de Todos, que ya se presenta como irremediable.
Por su parte, el oficialismo necesitará las PASO para resolver los conflictos que crecen desde hace años en decenas de municipios bonaerenses. En muchos lugares, la única forma de contener a todos adentro es con una interna. Si no lo hacen, los enojados arman partidos vecinales y entonces el peronismo/kirchnerismo pierde en esos municipios contra Juntos por el Cambio.
En definitiva, lo cierto es que, en medio de ese tembladeral, el Frente de Todos mantiene una sola convicción: la ausencia de PASO complicará al espacio opositor de Juntos por el Cambio. Ese cálculo es el único que puede hacer renacer el plan para voltear las elecciones primarias. Cristina Kirchner es una de las que piensa eso, así que todo va a depender de lo que la vicepresidenta defina.
