La apropiación del Estado tucumano como un bien de familia de los Alperovich-Rojkés no conoció límites durante más de una década.
El ex gobernador José Alperovich -que ahora dice que está en contra de los ñoquis- nombró a decenas de familiares en la administración pública, incluyendo a su consuegro, Sergio Polonksy, quien habría llegado a la provincia luego de dedicarse durante años en Buenos Aires a negocios de menor cuantía.
Polonsky -padre de la ahora ex esposa de Gabriel Alperovich- solía merodear alrededor del gobernador, cuando el mandatario salía a hacer recorridas. Nadie sabe cuál era su tarea.
El despacho del “funcionario”, que cobraba una impresionante suma con presunto rango de Secretario de Estado, estaba ubicado en un sórdido subsuelo de la Casa de Gobierno.
Polonsky tuvo su momento de fama hace un par de años, cuando a los gritos amenazó al coordinador de un programa social, que reclamaba por la manipulación política de los planes.
“¡Andá a pedirle a Cano!”, le gritó Polonsky, antes de huir a las corridas y refugiarse en la secretaría privada de Alperovich.
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