Primero el Gobierno celebró el dato de inflación mensual de 2,7% que midió el Indec en octubre. Pero luego siguió una promesa importante para el ritmo del dólar en Argentina. El presidente Javier Milei, que estaba reunido en Casa Rosada con el ministro de Economía, Luis Caputo, escribió en redes: “De confirmarse dos meses más esta inflación se bajará la devaluación mensual al 1%”.
Esto hace referencia a lo que técnicamente se nombra crawling peg, aunque en palabras más sencillas se conoce como la devaluación mensual del tipo de cambio oficial que realiza el Banco Central. De allí que todos los meses esta variable viaja al 2%. ¿En qué impacta? En el dólar tarjeta y en el miran importadores y exportadores, entre otros. Por lo tanto, todos los costos que tengan algún componente de estos tipos de cambio se verían afectados por cualquier modificación que se les haga.
Por este motivo, el Presidente habla de “inflación inducida”, que deriva, en parte, de esa devaluación autoinflingida que se utiliza para fijar expectativas de precios, así como también para controlar la brecha cambiaria con los otros dólares. Entonces, dicho de otro modo, de no alterarse ese crawling peg del 2%, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) tendría siempre un piso de ese número que ahora el Gobierno busca quebrar.
Pero a esa “inflación inducida”, según Milei, se le suma otro componente, vinculado a la evolución de los precios a nivel mundial (0,5%) y a ello se le agrega la “inflación monetaria” propia del país, que la ubica en 0,2%. Es decir, el dato del 2,7% estaría conformado por estos tres componentes, de acuerdo al Presidente.
De hecho, en redes sociales explicó: “Si le restamos la inflación inducida (devaluación prefijada + la inflación internacional), la inflación monetaria viene viajando al 0,2% mensual”. Incluso, Milei anualizó ese último número, que daría 2,4%. Para ponerlo en perspectiva, de acumular esa cifra para un período de doce meses se estaría alcanzando algo de lo que no se tiene registro, por lo menos, desde la normalización del Indec durante la presidencia de Mauricio Macri.
Más temprano, el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, ya había adelantado una idea sobre la posibilidad de aminorar el ritmo devaluatorio del peso frente al dólar oficial. Explicó que el crawling peg funciona como una inercia inflacionaria que actuó como un ancla nominal, pero podría llegar a quedar alta. “A medida que las expectativas inflacionarias convergen hacia él, actúa más como un factor de inercia”, afirmó.
También en esta misma jornada hubo economistas que se adelantaron al dato de inflación y expresaron recomendaciones sobre la devaluación del tipo de cambio oficial que realiza el Banco Central. El primero fue Daniel Artana, durante la Conferencia Anual de FIEL. “Creo con alta probabilidad que el Gobierno va a reducir el ritmo del crawling peg, menor al 2% el año que viene”, dijo.
El economista lanzó ese pronóstico a partir de su proyección de continuidad de la desaceleración inflacionaria, que luego del quebrar la barrera del 4%, primero se ubicó en 3,5% en septiembre, y en octubre volvió a aflojar para estar en 2,7%.
Otra voz respetada en el mundo de los economistas, que coincidió con Artana, fue el exsecretario de Finanzas, Miguel Kiguel, quien identificó dos anclas en el plan económico del Gobierno. Una de ellas es la fiscal, aquella que Milei defiende a través del control de gasto público para proteger al superávit. Y la otra, un ancla nominal que, según Kiguel, es el dólar oficial. Sobre él, analizó: “La tasa de devaluación está guiando a la economía hoy”. En consecuencia, con una inflación que identificó a la baja, habló de romper la inercia. Por lo tanto, manifestó estar de acuerdo con Artana sobre la posibilidad de reducir la devaluación mensual o crawling peg.
Entonces, la gran pregunta es si el Gobierno logrará continuar con la desaceleración o, al menos, mantener una inflación como la de octubre para que los datos acompañen la promesa de Milei y, en efecto, la devaluación del dólar oficial sea del 1%.