No es la primera vez que se anuncia la llegada de grandes montos de dinero provenientes del Estado chino. En 2004, Néstor Kirchner y el antecesor de Xi Jinping, Hu Jintao, firmaron en Buenos Aires un pacto de asociación estratégica que, según anunció entonces el presidente argentino, traería inversiones por 20.000 millones de dólares a lo largo de una década.
Sin embargo, el anuncio quedó restringido a una mera carta de intención. La promesa comunicada por la Casa Rosada era de una inversión en proyectos que nunca se realizaron. “Un cuento chino”, terminó por admitir, dos años después, el viceministro de Comunicaciones del país asiático, Qian Xiaoquian.
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Sucede que Kirchner había anunciado con bombos y platillos el acuerdo comercial y lo definió como el más ambicioso de su gestión. Pero las expectativas que el propio gobierno hizo correr antes del aterrizaje del primer mandatario chino terminaron por proyectar una sombra de decepción sobre una visita que tuvo más de declarativa que de operativa.
“El as en la manga” que tenía el kirchnerismo era un “megaplan” de obras de infraestructura con capitales del país asiático, tanto en el plano energético como en la construcción de caminos, viviendas, y puesta en marcha de ferrocarriles, turismo y telecomunicaciones. Por eso Kirchner se atrevió a bromear, en privado, que si esta jugada le salía bien iba a ser “Gardel” y que colocarían su foto junto a la del general José de San Martín. Nada de eso ocurrió.
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Diez años más tarde, en 2014, la Argentina volvería a insistir, esa vez en la figura de la actual vicepresidenta Cristina Kirchner. Fue durante la visita que realizó el presidente chino Xi Jinping a Buenos Aires, que los gobiernos de ambos países firmaron un convenio marco que incluyó 17 acuerdos de diferentes campos, cinco de ellos económicos. El principal proyecto que se desprendió de esas reuniones fue la construcción de dos hidroeléctricas en la provincia de Santa Cruz, las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.
Otro punto incluido en ese acuerdo firmado en 2014 fue el de la construcción de Atucha III, la cuarta central nuclear de la Argentina, en el complejo de Atucha I y II en Lima, partido bonaerense de Zárate. El inicio de la obra fue luego anunciada por Mauricio Macri para comienzos de 2018, pero la crisis económica la frenó.
