En la sociedad tecnológica que atravesamos, todos estamos más que familiarizados con las palabras “on/off”. Las encontramos varias veces al día como comandos, que utilizamos en distintos dispositivos electrónicos. Todos sabemos que significa ese dúo inseparable: encendido/apagado. En periodismo, “on/off” también andan en tándem ya que señalan el tipo de materia prima con la que los periodistas contamos para narrar una noticia.
“En on” son todas las entrevistas a personas concretas y la información avalada formal y públicamente por organismos estatales o privados. “En off” son aquellas noticias o trascendidos más “sensibles” que una fuente puede dar a un periodista con la condición de no revelar su identidad. El “mundo on” suele ser más diplomático y cuidadoso. El “mundo off”, amparado en el anonimato, puede contar detalles más sabrosos y hasta políticamente incorrectos.
Es extraño que teniendo “muchos años de ejercicio periodístico”, como subrayó Cerruti en conferencia de prensa sobre sus propios antecedentes profesionales, desconozca la larga tradición, precisamente en el Departamento de Estado norteamericano para comunicar de diversas maneras aquellas cuestiones que desea que trasciendan ya no “en on” para evitar producir una escalada diplomática, pero sí a través de la fórmula de “un funcionario de alto rango” de dicho organismo.
El “off oficial”, por así llamarlo, que sigue un determinado protocolo en la virtual cancillería norteamericana, no queda en manos de cualquier empleado que pasa casualmente por allí y suelta lo primero que se le ocurre. Este último punto es clave para entender el porqué del off. Si el mismo funcionario sale a decir lo mismo frente a cámaras y micrófonos haría lo que se trata de evitar, y en lo que Fernández no tuvo demasiado cuidado, que es la escalada diplomática.
Lo llamativo es que, de este lado, en vez de tomar nota cuidadosamente del impacto ocasionado por las hostilidades verbales de Alberto Fernández, la portavoz intente salir a dar lecciones de periodismo. No puede desconocer la vocera que miembros del mismo gobierno que integran hablan “en off” a diario con los medios. Le irritará también a Cerruti saber que, en fuentes de la Casa Rosada, se critica su papel en la reciente gira presidencial.
En vez del intento inútil de Cerruti de dar lecciones a los periodistas en Casa de Gobierno y de denostar a su antigua profesión debería explicarle al Presidente que reproducir un tuit -como lo hizo Alberto Fernández de un troll que atacó al periodismo argentino, aunque después el usuario original lo bloqueó- es ponerle la firma como si él lo hubiese dicho.