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El kirchnerismo hundió al peronismo en el peor momento de su historia

De la mano de Sergio Massa, el oficialismo pierde 6 millones y medio de votos y pelea por no quedar afuera del balotaje.

cristina kirchner y sergio massa
Cristina Kirchner - Sergio Massa
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La sociedad entre Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa que dio nacimiento al Frente de Todos y que reunía a la inmensa mayoría del kirchnerismo y del peronismo ortodoxo, perdió en la jornada electoral de este domingo unos 6.700.000 votos respecto a lo obtenido cuando volvieron a hacerse del poder en el 2019 tras vencer a Mauricio Macri. Fue la propia Cristina la que en 2011 obtuvo casi 12 millones de votos y 12 años después el caudal de apoyos se le escurrió en sus manos y se redujo casi a la mitad.

Eso sí, en principio, en estas PASO consiguió su objetivo: tener los votos necesarios como para retener la provincia de Buenos Aires a manos de Axel Kicillof y refugiarse en ese distrito junto con todo el kirchnerismo. La vicepresidente y líder del kirchnerismo siempre dijo que la elección nacional se perdía y si bien la verdadera votación es en octubre, algo de razón tenía, porque los datos de este domingo no permiten avizorar una reelección del kirchnerismo.

Asistencia Pública

Ese fue el motivo por el cual no quiso hacerse cargo de la campaña nacional y apenas convalidó la candidatura de Sergio Massa en un acto. Después, nunca más volvió a hacer campaña con el ministro de Economía. No hace falta aclarar demasiado para apuntar que la crítica situación económica, con la paradoja de que el ministro de Economía es el principal candidato, haya sido el principal motivo de este duro tropiezo.

Movilidad

El kirchnerismo culminará su mandato duplicando la inflación de los cuatro años de Macri y superando la de este año en más del 120%; triplicando los planes hasta llevarlos a casi un millón y medio; con una pobreza de más del 40%; y un empleo en negro -trabajo precarizado pese a tener a la CGT como “columna vertebral”- de otro 40%. La cifra que ronda el 27% en la sumatoria de lo obtenido por Massa y Juan Grabois es una catástrofe.

Ni siquiera en las elecciones legislativas, marcadas fuertemente por el fin de la pandemia y la situación económica, el oficialismo obtuvo tan bajo resultado. En aquélla oportunidad fue del 34,5%. No es casual que entre lo obtenido por Axel Kicillof, que sumó más votos en la provincia que Juntos por el Cambio, y la sumatoria de lo obtenido por Massa y Grabois, haya 4 puntos de diferencia a favor del actual gobernador, lo que denota un importante corte de boletas.

Tal vez, el que promovieron varios de los intendentes del Conurbano bonaerense en la distribución de boletas casa por casa, cuando predicaban por lo bajo que medían más que Massa. Hacia la elección de octubre, el principal problema que se le plantea a Unión por la Patria con la candidatura de Massa, es la limitante que tiene para sumar votos. Siempre el kirchnerismo sumó menos apoyos entre las PASO y la elección.

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Es una misión imposible que pueda robarle votos a la oposición de La Libertad Avanza o a Juntos por el Cambio. Tal vez puede ir a la pesca de quienes se ausentaron, ya que en la elección de 2019 la participación fue del 81% y en esta oportunidad, en primarias, apenas rozó el 70%. Pero nada hace predecir que sea votos oficialistas, ni mucho menos. El propio Kicillof hizo hincapié en que les preocupa “la caída de la participación de un sector que tal vez siempre da lo mismo votar.

Es una novedad inquietante para nuestra democracia”. Más que para la democracia, para el kirchnerismo. Alberto Fernández, ausente en el bunker del oficialismo -algo inédito- tuiteó “hemos oído la voz de nuestro pueblo”. Lo que todo el oficialismo sabe, pero no se anima a admitir es que corre el inmenso riesgo de quedarse afuera de un eventual balotaje, lo que sería un hecho histórico y demoledor para su futuro. Pero la debacle peronista no sólo se limita a la elección de los precandidatos nacionales.

Su poder territorial en todo el país ha menguado como nunca antes, en los últimos 40 años. De las 13 provincias que manejaba hasta ahora, pasará a gobernar en el mejor de los casos, 8 provincias. Es decir, 5 menos. En función de las PASO que favorecieron claramente a la oposición en Santa Fe el 16 de julio pasado, y ayer en Entre Ríos, Unión por la Patria contaría con Buenos Aires, Chaco -si Jorge Capitanich revierte las PASO que perdió-, Catamarca, Formosa, La Pampa, La Rioja, Santa Cruz -si la logra retener- y Tucuman. Hasta podría quedarse con 6.

Hay imágenes que de alguna manera reflejan el tsunami que atravesó al peronismo en la elección de este domingo. Una de ellas fue la solitaria votación que llevó adelante Alberto Fernández en Puerto Madero. La TV Pública mostró como Fernández se acercó a un grupo de unas veinte personas que lo aguardaban para una selfie. No más de veinte. Se trata del presidente más débil de todos los mandatarios peronistas de las últimas cuatro décadas.

Nada menos que comparado con Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández Kirchner. Si bien Néstor Kirchner no fue por su reelección porque estratégicamente le dejó el lugar a su esposa y socia política, Cristina Kirchner, Alberto F. es el único de ellos que no intentó una reelección porque no se lo permitió su pésima gestión y su propio espacio político: el primer presidente peronista cancelado.

Basta con remarcar que siendo de perfil peronista, un espacio político que adora el ejercicio del poder, Fernández archivó tempranamente esa idea y nunca quiso construir poder ni una corriente interna en el PJ bajo su liderazgo. Emergieron de la construcción del poder peronista el menemismo, el duhaldismo, el kirchnerismo e incluso el massismo pero no el albertismo, más allá de la utilización del término por parte del periodismo político como un ordenador de tribus.

En la noche estrellada en el bunker kirchnerista, la estrella fue Axel Kicillof quien no se mostró conforme con la performance del oficialismo en general. Pero fue Sergio Massa el que utilizó un ejemplo futbolero para intentar describir su situación: “Nos queda el segundo tiempo, el alargue y los penales y vamos a estar peleando hasta los últimos minutos”, dijo. Omitió decir que su equipo se fue al descanso con un 2-0 abajo.

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