Vacunación Dengue

El kirchnerismo teme que llegue su fin si pierde la provincia de Buenos Aires

El hombre que Axel Kicillof más resistió lo puede hacer perder la Provincia.

Axel Kicillof1
Axel Kicillof
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Ni la derrota en las legislativas del 2021 representó para el kirchnerismo en Buenos Aires una crisis de la magnitud de la que acaban de desatar los escándalos conocidos en torno a uno de los dirigentes más poderosos, en los planos político y económico, del conurbano. La referencia apunta a Martín Insaurralde, ex jefe de Gabinete de Axel Kicillof, ex intendente de Lomas de Zamora, también recientemente destronado como candidato a concejal por ese distrito.

Aquella crisis, un temblor que no cesa con sus réplicas, pone en discusión dos aspectos clave de la estrategia de Cristina Fernández. La posibilidad de reelección del gobernador; la conservación del principal distrito electoral como posible refugio kirchnerista para resistir cuatro años ante la eventualidad de la derrota en el orden nacional. El pánico ha inducido al gobernador a encargar mediciones provinciales para calibrar de qué manera los escándalos de Insaurralde están esmerilando su candidatura.

Asistencia Pública

La caída de Insaurralde tendría, en principio, dos grandes víctimas políticas. Paradojalmente una de ellas sería Kicillof, que siempre lo resistió porque llegó a su gobierno por imposición de Cristina y Máximo Kirchner. Aunque fue el dirigente que le facilitó el acceso al sistema de los intendentes del conurbano donde, desde el comienzo, el gobernador no hizo pie. A Axel siempre le costó comprender la lógica de Buenos Aires.

Movilidad

Estos años los destinó a recorridas por la provincia para distribuir fondos. Poco más. Tuvo para entretenerse: la Nación triplicó sus envíos a Buenos Aires respecto de lo que Mauricio Macri había hecho con María Eugenia Vidal. El otro dirigente muy magullado es Máximo. Insaurralde fue su cuña para incomodar a Kicillof. Bastante más que eso. Resultó el dirigente que convenció a una docena de intendentes para que aceptarán consagrar al hijo de la vicepresidenta como titular del PJ.

La eyección del ex intendente de Lomas de Zamora dejaría al diputado K en una peligrosa soledad. Con el horizonte político casi desdibujado. Las razones de la renuncia de Insaurralde tampoco resultarían gratas para Máximo. Están ligadas a la corrupción, a la falta de transparencia, a la impunidad. Un karma que persigue a la familia Kirchner, actualizado con la posibilidad de la reapertura de la causa Los Sauces-Hotesur que la vicepresidenta se encarga de impugnar cada día.

Se trata, nada menos, que por sospecha de lavado de dinero. Algo que empieza a merodear la historia de Insaurralde si se cotejan sus ostentaciones con el patrimonio que juró poseer en la declaración patrimonial. Insaurralde fue articulando en los últimos años, durante la gobernación de Kicillof, un sistema político que le permitió un poder discrecional. Ejerció la jefatura de Gabinete. A Insaurralde siempre se lo relacionó con el juego que mueve fortunas.

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El último escándalo que fulminó a Insaurralde -su viaje a Marbella y sus vacaciones de lujo en un yate junto a una modelo- estuvo precedidos de otras oscuridades de las cuales, como la mayoría de la clase dirigente bonaerense, no pudo ser ajeno. Un sistema de recaudación a través de empleados truchos de la Legislatura que, a cambio del beneficio de la Obra Social y la jubilación, cedían parte o todo su salario para una caja negra.

Destinada, vaya a saberse, para enriquecimiento personal o financiamiento de actividades políticas. El bolsero era Julio Segundo Rigau, apodado “Chocolate”. Un puntero pejotista que trabajaba como electricista en la Legislatura. ¿Quién administra semejante sistema y semejante recaudación? ¿Podían ignorarlo las autoridades de la Legislatura? Los ojos estarían posados sobre Otermín, que se postula para la intendencia de Lomas de Zamora.

Imposible no divisar detrás de todo, también, la sombra de Insaurralde. El kirchnerismo, con esa cadena de escándalos, parece haber quedado nocaut. Colapsado. Kicillof se ha negado a hablar del tema. Difícil que no estuviera al tanto. Si así fuera, llamaría la atención su incompetencia. Desbarajuste que sale a la luz apenas a 18 días de las elecciones. En las cuales el oficialismo juega a cara o cruz en Buenos Aires.

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