Durante la campaña presidencial del año pasado, Alberto Fernández como candidato había prometido que junto al kirchnerismo volverían mejores. Debe haber querido decir que volvían mejores a la hora de ser más efectivos buscando lograr la impunidad. Y es que ese parece ser el norte en la brújula de la vicepresidenta Cristina Kirchner, que busca desesperadamente limpiar todas las causas en las cuales están involucrada ella y sus hijos.
Para muestra basta un botón y lo sucedido ayer viernes da cuenta de ello. Y es que el ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, fue sobreseído en una causa en la que se lo investigaba, nada más y nada menos, que por enriquecimiento ilícito. Este sobreseimiento no llegó porque la Justicia lo haya encontrado inocente ni mucho menos. Sino por un hecho que no hace más que confirmar la presunción de que el kirchnerismo va en busca de la impunidad.
Y es que Echegaray fue sobreseído sólo por el hecho de que la Oficina Anticorrupción (OA), se retiró como querellante en el caso. Este organismo está a cargo de Félix Crous, un reconocido militante kirchnerista de la primera hora. Cabe recordar que la OA ya se había retirado como querellante en otros casos polémicos que involucran directamente a Cristina Kirchner. Tal es el caso de las causas de Los Sauces y Hotesur, donde también son investigados los hijos de la vicepresidenta.
Todo forma parte de un plan ejecutado en medio de la pandemia de coronavirus y aprovechando que la gente está encerrada en el marco de la cuarentena más larga del mundo. Al mismo tiempo, el plan maestro no podría ejecutarse si no se produce la tan mentada reforma judicial que el presidente Alberto Fernández enviará al Congreso la semana que viene. El oficialismo se dispone aprobarla de un plumazo, tal y como es el deseo de Cristina Kirchner.
Porque no sólo ella y su familia lograrían la impunidad, sino también todos aquellos ex funcionarios kirchneristas que estuvieron con ella durante su gestión. El propósito de reformar a la Justicia podría incluir la ampliación de la Corte Suprema para así poder hacer ingresar a magistrados a los que el Poder Ejecutivo pueda controlar. Tal es el objetivo propuesto por Cristina Kirchner, y que Alberto Fernández no puede, no sabe o no quiere impedir.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]La pregunta es: ¿Se dan cuenta Cristina y quienes la rodean de que lo que para ellos es prioridad, no lo es para la inmensa mayoría de los argentinos? Cuestiones como la inseguridad, la crisis económica y la mayor cantidad de personas contagiadas con coronavirus, no son parte de la prioridad del Gobierno Nacional. Pero el deseo de impunidad y de venganza pueden más en las huestes del poder que ostenta nuevamente el kirchnerismo.[/su_note]
Lo que llama la atención de forma lamentable es que la sociedad parece dormir el sueño de los justos. Y para cuando la ciudadanía despierte en su conjunto, puede ser demasiado tarde porque, tal vez, ya no exista más una República formal. Ya que podría cumplirse lo del “vamos por todo” en esta nueva etapa de gobierno kirchnerista. Ya lo dijo alguna vez el activista político británico Edmund Burke: “Para que el mal triunfe, sólo se necesita que los hombres buenos no hagan nada”.
