A una hora del cierre de las mesas de votación en todo el país, el Frente de Todos se mostró más eufórico que Juntos por el Cambio. Alberto Fernández, candidato presidencial, salió a agradecer el respaldo a la puerta de su casa. “Es un gran día para la Argentina, todo va a andar muy bien”, declaró. Santiago de Cafiero, uno de sus colaboradores de mayor confianza, dijo que obtendrán un resultado aún más abultado que en las primarias. Y Mariano Recalde, candidato a senador en la Ciudad de Buenos Aires, planteó una victoria contundente con resultados históricos en la Capital.
El optimismo de los dirigentes se reflejó en la militancia, que comenzó a celebrar en las calles de Chacarita, donde se montó la sede de campaña del Frente de Todos. En ese lugar, hay pantallas y vallas repartidas a lo largo de cuatro cuadras. Está todo preparado para una posible afluencia masiva de personas.
Por ahora, Alberto Fernández continúa en su domicilio de Puerto Madero. Cristina Kirchner voló de Santa Cruz a la Ciudad Autonóma de Buenos Aires y se prevé que en algún momento de la noche arriba al búnker.
En el oficialismo son cautos. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, pidió prudencia, y repitió la teoría esbozada temprano: “Quizás tenemos que esperar el escrutinio definitivo para conocer si hay balotaje”. Ese proceso lo realiza la Justicia y lleva varios días.
El presidente Mauricio Macri se encuentra en la Quinta de Olivos. Desde allí difundió un mensaje por redes sociales en el que les solicitó a los fiscales que cuiden la voluntad de la gente. La expectativa es enorme: no sólo por los resultados, sino por lo que sucederá a partir de mañana.
Según establece la Constitución Nacional, para consagrarse presidente en primera vuelta un candidato tiene dos alternativas: sumar más de 40% de los votos y una diferencia de 10% con respecto al segundo; o sumar más de 45% de los votos.
Ayer circuló la versión de que el Directorio del Banco Central había convocado para una reunión para esta noche, a las 23,con el objetivo de analizar medidas para el lunes. El viernes, el dólar volvió a subir y cerró en su precio histórico más alto: $65.