Hace poco más de un año, un nuevo caso de violencia extrema en las aulas conmocionaba a todo Tucumán, ya que el hecho fue tan fuerte que afectó a una niña de por vida.
La denuncia saltó a la luz en junio de 2022, después de que la familia de una niña de 13 años que asistía al colegio San Carlos de la capital tucumana denunciara que la menor fue agredida en horario de clases por otro compañero, quien la habría atacado con la punta de un líquido corrector, inyectando este mismo líquido en el globo ocular de la víctima, con consecuencias catastróficas: perdió el cristalino y el iris del ojo derecho. Es decir, no tiene visión en dicho globo ocular.
Adriana Ibarra, madre de la víctima, reconfirmó la información que se había dado en 2022 a este medio, y que hoy constituye un agravante en el caso: “En el 2021 yo pedí llorando que me la cambien de curso porque sufría bullying, era un curso con un grupo complicado. Me respondieron que en la familia le dábamos demasiada importancia a los caprichos de ella, y no la cambiaron. Yo misma les dije que estaban esperando que pase algo terrible para tomar cartas, pero nunca me imaginé que suceda algo así” se quejó la mamá.
Actualmente, la menor convive con multiplicidad de tratamientos oculares y psicológicos, al tiempo que intenta comenzar de nuevo en una institución distinta, con todo el daño que conlleva el haber perdido la visión de uno de sus ojos en plena adolescencia. En todo este tiempo, sin embargo, no han podido llegar a ningún acuerdo con el colegio.
“Voy a iniciar un juicio. Ya está hecha la denuncia pertinente. El daño ya está hecho y ellos tienen que indemnizarla a mi hija para que pueda seguir no con una vida normal, sino con una vida adecuada a su nueva condición, ella ha quedado con una discapacidad de por vida. Nosotros responsabilizamos puramente a la institución, el agresor era menor, ella estaba en el colegio bajo la responsabilidad de ellos. Yo ya había hablado antes y en más de una ocasión para que hagan algo” expresó Adriana con eltucumano.
Antonio González (MP 9317) es el abogado de la familia que lleva adelante las denuncias contra el colegio San Carlos. En ese sentido, explicó la justificación que aplican para denunciar a la institución educativa privada: “El hecho ocurrió dentro del establecimiento, la menor recibió por parte de un compañero un golpe en el ojo con el líquido corrector que provocó que ella pierda la visión para siempre. Primero tuvimos una mediación, la cual acabamos de cerrar sin acuerdo. Por eso, ahora todo se encuentra en el Juzgado Séptimo Civil y Comercial. Pedimos que reconozcan la culpa objetiva, la responsabilidad que tienen todos los colegios sobre un alumno. Cuando un papá manda a su hija a estudiar espera que vuelva sana y salva. El Código Civil establece que hay una responsabilidad de culpa objetiva” detalló el letrado.
En ese sentido, explicó lo que se pide al San Carlos mediante su accionar: “Solicitamos una indemnización económica. Ojalá pudiéramos hacer que le devuelvan el ojo, no se puede. El colegio no cumplió con la ley de bullying, ella ya venía sufriendo esto por parte de sus compañeros, ha llegado a niveles impensados de un daño que quedará para toda la vida. Llegamos a una negligencia del colegio de no entender la problemática del bullying y no ajustarse al derecho en cuanto a la Ley Nacional sobre el tratamiento del mismo en los establecimientos educativos. Sin embargo, hacemos énfasis en que simplemente cuando hablamos de culpa objetiva, el solo hecho de que el daño al menor haya sucedido dentro del establecimiento constituye su responsabilidad”
Sobre los tiempos estimados para que haya una respuesta definitiva, opinó: “Estos juicios son largos, con mucha suerte serán tres años de litigio en adelante, esperamos poder acortar y que las autoridades reaccionen para legar a algún tipo de acuerdo, yo soy de esa idea, de que te tienen que reparar el perjuicio causado. No se está pidiendo más que eso”, dijo.
“El hecho de que no le hayan dado respuesta en el 2021 y todas las situaciones sobre las cuales no tomaron con respecto al bullying, son agravantes. Todo lo que pasa en el aula y sobre lo cual no se actúa es un agravante” explicó.
“Existe en la provincia muchísimos casos de estos que los colegios no los toman con la seriedad que se merece el caso. Esto llevó a que con el papá de Camila se forme una ONG de la lucha contra el bullying, ya están esperando que se apruebe la personería jurídica. Es necesario en todos los establecimientos educativos que se hable de esta problemática. Que esto se haga público” finalizó el dr. González.
Por otro lado, la mamá de la menor, también tuvo una reflexión final sobre su hija, y sobre todas las familias que envían a sus hijos e hijas a instituciones en donde viven acoso escolar: “Lo que ella pensaba para su futuro no lo podrá hacer, ni un deporte, no se puede golpear, no puede tener ya una vida normal. El colegio nunca se quiso responsabilizar de la situación, de los daños y los perjuicios. No se quisieron hacer cargo. Ni profesores, ni padres ni nada. Es como que me dejaron sola en toda. Por suerte yo tengo un Dios que me da la fuerza para continuar”.
“No tengan miedo, salgan a defender a sus hijos, varones o mujeres, vayan y hablen. Uno tiene que defender lo que es de uno. Defiendan a sus hijos”, cerró.
