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La falta de coraje de Horacio Rodríguez Larreta le cede las calles a los atorrantes del kirchnerismo

El jefe de gobierno porteño quedó desdibujado y a merced de la polarización.

larreta disturbios en recoleta
Horacio Rodríguez Larreta - Disturbios en Recoleta
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Horacio Rodríguez Larreta quedó ubicado en una posición de equilibrio incómodo: encontró un eje discursivo, pero no logró imponerlo y quedó a merced de las críticas del kirchnerismo y de sus aliados. En el caso de Larreta, a pesar de que encontró un mensaje político que hace mucho no tenía, no logró instalarlo: no logró su amplificación ni liderazgo interno. Y esto se debe a su falta de coraje.

La misma falta que hizo que cede las calles a los atorrantes del kirchnerismo. Al final del día, el jefe de gobierno porteño quedó posicionado como un “perdedor”. El tema de las vallas y de las decisiones que se tomaron fueron cuestionadas tanto desde el espacio interno como desde afuera. Existe una lectura de perdedor. En ese sentido, está claro que termina quedando un poco desdibujado.

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Se le presenta una oportunidad, pero está en la necesidad de hacer equilibrio entre apuntar a un votante centrista o a los duros de Juntos por el Cambio. Ese es el equilibro donde se siente poco cómodo. Es como un experimento abierto. Viene intentando, sin perder un eje en el centro, tener una especie de guiño hacia los posicionamientos más duros. Con la presión de la calle, eso aumenta.

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Esta política de radicalización del kirchnerismo no le sirve a Larreta porque la agenda de su espacio se radicaliza. Las dos coaliciones funcionan orgánicamente: cuando el oficialismo se tiende a radicalizar, automáticamente Juntos se empieza a tensionar, lo que fuerza a Larreta a salir de la zona donde mejor gravita y lo obliga a tomar posiciones más extremas. Si deja el lugar del medio alguien lo va a querer ocupar, como Facundo Manes.

El jefe de gobierno porteño se encuentra en tensión entre el lugar donde él tiene “electorabilidad” y otro espacio, a donde lo llevan sus socios de Pro. El problema de Larreta es que tiende a confundir firmeza con radicalización. No sabe ser firme con posicionamientos ‘de centro’. Cuando Larreta se corre, deja un espacio. Está en un momento de ensayo, de prueba y error: mostrarse firme, radicalizándose lo menos posible para no perder el centro.

El asunto es que así no logrará que le permitan competir los sectores más radicalizados”, resume. Para colmo, la revitalización del liderazgo de Cristina Kirchner termina perjudicando a Larreta. La centralidad de Cristina Kirchner favorece a Macri, no a Larreta. Los liderazgos de Cristina Kirchner y Macri son especulares: se retroalimentan, así que suben y bajan juntos. Y cuando suben, vacían el centro. La falta de coraje de Larreta hace el resto.

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