Con el dólar y las tarifas pisados, y con paritarias que solo ahora retoman un nuevo dinamismo, la inflación de junio fue de 3,2% -se desaceleró muy levemente en un nivel muy alto- y en los primeros seis meses del año acumuló más de 25%, un numero que se acerca a la previsión oficial para 2021. La inflación interanual -doce meses- perforó el techo del 50%.
El Indec informó esta tarde que el índice de precios al consumidor (IPC) estuvo levemente por debajo de lo que había marcado en mayo (3,3%), pero casi un punto por encima de lo que registraba el mismo mes del año pasado (2,2%). El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) esperaba para junio un alza de 3,2%. Esto último implica que la suba de precios estuvo en línea con lo esperado por el mercado, pese a las habituales críticas oficiales.
El capítulo más sensible del IPC, el deAlimentos y Bebidas, aumentó 3,2%.Sin embargo, todos los cortes de la carne -pese al cepo a las exportaciones- terminaron con subas mensuales que llegaron hasta el 8% en el Gran Buenos Aires. Las alzas más significativas estuvieron en Comunicación (7%), Bebidas alcohólicas y tabaco (5%), y en Transporte (3,3%).
La inflación núcleo, que elimina los precios regulados y estacionales (los precios libres), avanzó 3,6%, una aceleración de una décima con relación a mayo en niveles más elevados que los que mostró el nivel general. La inflación en doce meses fue de 50,2%, mientras que en el semestre -el peor desde 2016- sumó un 25,3%.
El presupuesto 2021 diseñado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, proyectó un suba de precios de 29%. Para lograr alcanzar esa meta, los próximos datos oficiales deberían marcar menos de un punto por mes. Para lograr una inflación similar a la de 2020 (36,1%), los números de aquí en más deberían estar por debajo de los 2 puntos mensuales. Los analistas estiman que de acá a fin de año, el piso oscilará entre 2,5% y 3%. Para diciembre, ven un alza de 48,3%.
“Venimos de tres meses consecutivos de caída de la inflación. Veremos el dato de junio y seguiremos trabajando por una tendencia a la baja”, dijo ayer el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, que abonó la teoría oficial sobre el impacto que tuvieron en los últimos meses las alzas de los precios internacionales en los internos.
“Dijimos que marzo iba a ser el mes de inflación más alta en el año. A partir de marzo comenzó a bajar. La inflación de alimentos y el precio de las commodities es un fenómeno internacional. La pandemia cambió los patrones de demanda en el mundo; menos servicios y más alimentos. Vemos que la tendencia de inflación es decreciente. Esperamos que junio sea parecido a mayo y que sobre julio se siga en el sendero de reducción”, dijo Guzmán a fines de junio.
Apenas conocido el dato, en el Ministerio de Economía celebró la desaceleración. “La inflación mensual demuestra una tendencia decreciente. Tal como se había previsto, marzo fue el mes de mayor inflación en el año y a partir de marzo comenzó una reducción en la tasa mensual y se espera que continúe en esta línea”, estimaron. Agregaron que esa dinámica también se evidenció en la inflación mayorista, que pasó de un pico de 6,1% mensual en febrero a un aumento de 3,2% mensual en mayo. “Se espera que esta tendencia a la desaceleración continúe el resto del año”.
El Palacio de Hacienda sólo explicitó la aceleración de la inflación núcleo, pero decidió no dar una interpretación al respecto. Por otro lado, incorporó en su explicación sobre el IPC una capítulo sobre el impacto de los precios internacionales. Pese a mencionar varias commodities se evitó mencionar el nuevo aumento de la carne.
“Es un número alto pensando que junio fue un mes de baja actividad con salarios deprimidos, política fiscal y monetaria contractiva, dólar y tarifas controlados”, afirmó a LA NACION Guido Lorenzo, director de LCG. “Así y todo no se pudo quebrar el 3%. Julio posiblemente se encuentre en el mismo orden, pero ya para agosto hay que pensar que el ancla salarial no estará, y la política fiscal y monetaria también impulsarán la demanda, todo ello puede llevar a que se estanque el proceso de desinflación, aún cuando el dólar oficial y los paralelos estén controlados”, alertó.
“El número estuvo en línea con lo que fue mayo y con lo previsto por el mercado. Alimentos se movió en torno al promedio. Aumentaron los cigarrillos, entró un tramo del aumento del personal doméstico, y se registraron más subas en los valores de los autos. Se puede decir que la inflación se estabilizó en un nivel por debajo del 4%, pese a que la núcleo sigue siendo muy alta”, estimó Camilo Tiscornia, director de C&T.
“Es el dato más bajo desde noviembre, lo que es una buena noticia, pero es un valor muy muy alto. Sigue preocupando. Sobre todo si uno mira los drivers, el porqué de la inflación. El dólar y las tarifas se plancharon, y los precios regulados van por abajo del 1%. Esto quiere decir más inflación mañana. Es el peor primer semestre desde 2016″, afirmó el director de Ecolatina, Matías Rajnerman, que estimó que la suba de precios rozará este año el 50%.