Vacunación Dengue

LA INSEGURIDAD NO DA TREGUA EN TUCUMÁN

Este flagelo avanza de la mano de delincuentes que deberían estar presos, pero gracias a una justicia ineficiente, se encuentran en las calles.

Motochorro
Imagen ilustrativa
Vacunación Dengue

A veces resulta increíble contemplar cómo es que en Tucumán se naturalizan determinadas situaciones. Tal es el caso de la galopante inseguridad que golpea a la provincia como la misma pandemia de coronavirus. En ese marco, resulta trágico saber que ni siquiera el secretario de Seguridad de la Provincia, Luis Ibáñez, logra esquivar la curva de la inseguridad que cada día vuela más alto y, al parecer, no hay quien logre frenarla.

Que un funcionario público del área de Seguridad con el rango que ostenta Ibáñez no pueda hacer algo más que intentar “calmar” al delincuente que lo amenaza a él y a una vecina. La escena que describió sobre el momento en el que se produjo el incidente grafica el momento que atraviesa la provincia, donde nadie se salva y donde las autoridades no tienen control de la situación bajo ningún punto de vista.

Asistencia Pública

Y es que, si no atinan a defenderse los propios hombres que integran el grupo de trabajo en materia de seguridad, qué queda a la hora de defendernos a los ciudadanos de a pie. Esa es la pregunta que se hacen por estas horas en la cartera de Seguridad, una pregunta a la que nunca le encontraron respuesta. Es por ello que también se naturaliza un asesinato diario de una persona sin que a nadie le llame la atención.

Movilidad

A diario las noticias dan cuenta de personas que mueren en ocasiones de robo de cosas básicas como celulares y puros objetos que hablan más de la desesperación violenta de los delincuentes más que de otra cosa. Y es que se encuentran jugados, al tiempo que están superados por las adicciones a drogas que de tan baratas los terminan convirtiendo en zombies a la deriva que no llegan a tener conciencia de sus actos, lo que los convierte en todavía más peligrosos.

Y es en el marco de esos robos donde la víctima es la persona inocente que debe sucumbir ante el malhechor. Ante eso, una muerte va tapando a la otra y van quedando lentamente en el olvido de la sociedad. Sin embargo, lo que no se olvida es el dolor de cada familiar y ser querido que pierde a alguien al que primero lo abandonó el propio Estado a su suerte, frente a la inseguridad.

En ese sentido, cada marcha en reclamo por una nueva vida que los ladrones tomaron se hace más y más numerosa. La cantidad de personas que se suman lo hacen luego de haber perdido a un ser querido y ni el coronavirus los detienen a la hora de gritar justicia en la plaza independencia.  Y es que no hay una clase social que no padezca este flagelo.

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A todo esto, el ministro Claudio Maley se siente a sus anchas al contar con el apoyo de todo el arco político. Mientras tanto, la sociedad empieza a tomar revancha por mano propia poniendo en peligro su propia vida ante el abandono del Estado. Un Estado bobo que sólo atina a la ineficiencia endémica por parte de un gobierno que lleva años de mediocridad a cuestas,  en materia de seguridad.

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