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La posibilidad de una guerra en Ucrania no debería generar indiferencia en la administración central

El presidente Alberto Fernández debería mostrarse en Moscú a favor de la paz y conforme los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas

alberto
Descacharreo

La crisis de seguridad en Europa del Este se encuentra en un punto crítico ante el riesgo que el irredentismo ruso avance sobre Ucrania. El canciller Santiago Cafiero perdió la oportunidad de conversar sobre el particular con el Secretario de Estado, Anthony Blinken, que a las pocas horas del encuentro con el canciller argentino se desplazaba a Europa para tratar la crisis de Ucrania con la OTAN y, posteriormente a Ginebra, con el Canciller ruso, Serguei Lavrov.

El gesto de ofrecer que la Argentina pudiera interesar al Papa Francisco para interceder en una solución pacífica fue una posibilidad desperdiciada. Lo mismo al no haber sugerido que el Presidente Fernández, en su próximo viaje a Moscú, propicie la distención entre Rusia y Ucrania. Aunque estas referencias tendrían un propósito meramente simbólico, es siempre interesante tomar nota que en diplomacia esas demostraciones pesan.

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El catolicismo del Presidente de Estados Unidos, de excelente relación con el Papa Francisco, y la actitud del Presidente ruso como sostenedor de la Iglesia Ortodoxa, en particular la alianza con el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Cirilo I, son factores que deberían contemplarse para reducir los riesgos de una guerra. Lo que ocurre en Ucrania no debería ser indiferente para Argentina.

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En el 2014, en ocasión de la ocupación de la península de Crimea, la posición argentina estuvo teñida de ambigüedad y, en particular, fue contradictoria con el principio de integridad territorial que esgrime frente al Reino Unido en la cuestión Malvinas. El alineamiento argentino con Moscú, que en el 2015 adquirió carácter de asociación estratégica integral, se tradujo en una ratificación encubierta de la anexión rusa de Crimea.

En ese sentido, cabe recordar que, en esa oportunidad la Argentina se abstuvo en una resolución adoptada por la amplia mayoría de la Asamblea General de las Naciones Unidas en apoyo de la integridad territorial de Ucrania. Es de esperar que Rusia se abstenga de repetir una agresión territorial sin respetar la primacía del principio de integridad territorial, la soberanía y la independencia política.

También que las principales potencias aprovechen la vía diplomática para encontrar acomodamientos a la crisis de seguridad en Europa del Este, incluyendo desequilibrios geopolíticos, y evitar una escalada militar. El Presidente Alberto Fernández debería mostrarse en Moscú a favor de la paz y conforme los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.

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