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“Lo encontré tirado”: Cinthia, un infarto en la ruta 365 y una decisión desesperada

“Todos los días salgo a entrenar, soy corredora de triatlón, siempre corremos por la 365 que va a Alpachiri. Iba normal hasta que sentí que una mujer pedía ayuda”.

Ruta 365
Descacharreo

Ni el 31 de diciembre Cinthia Placente deja de entrenarse por las rutas tucumanas. Eran las cuatro de la tarde cuando se subió a la bicicleta y empezó a pedalear. Había recorrido siete kilómetros cuando lo vio: “Todos los días salgo a entrenar, soy corredora de triatlón, siempre corremos por la 365 que va a Alpachiri. Iba normal hasta que sentí que una mujer pedía ayuda”.

Ni a mano izquierda ni a mano derecha había alguien. Los autos pasaban y seguían de largo, desconfiados por el coronavirus o porque los roben. Sin ir más lejos, a la propia Cinthia la habían apuñalado con un cuchillo tramontina hace dos años: “En aquella oportunidad, había una señora con una chiquita. Cuando las vi, pensé: ‘Están robando’. Seguí corriendo, pero me quedé con la sensación de que no podía no hacer nada. Y me volví”.

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Hace dos años, cuando Cinthia volvió para ayudar a la señora y a la niña, vivió la siguiente escena: “La mujer le estaba pegando piñas en la cabeza a la chiquita haciéndola sangrar en la cabeza y en la nariz. Los hombres no paraban para ayudar. Yo mido 1,54. La mujer medía 1.70. Con toda la fuerza la logré tirar contra la banquina, subí a la chiquita a un remís, pero cuando me di vuelta me había apuñalado con un cuchillo sierrita. Por suerte no me llegó al bazo. Y lo peor de todo es que la soltaron porque estaba loca”.

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Con semejante antecedente, de vuelta a lo vivido el 31 de diciembre a las cuatro de la tarde, Cinthia no pudo seguir de largo: “Yo iba pedaleando cuando lo vi tirado. No había un alma en la ruta. Yo estoy en el segundo año de la carrera de Agente Sanitario. El hombre estaba tirado, estaba teniendo un infarto porque no había podido tomar la pastilla, a su lado la hija estaba desesperada, desconfiaba de mí. Hasta que me planté, decido tomar yo el riesgo, no tenía otras armas, y le hago RCP”.  

“El señor tiene 86 años. Estaba sin pulso. La hija, de unos 62, estaba bastante alterada. Seguía sin confiar en mí: le pedía que confiara en mí, y finalmente me ha dejado actuar. Le he peleado bastante hasta que lo he podido hacer volver después de 10 minutos. Cuando volvió el pulso, yo misma me puse a hacer dedo. La señora me confirmaba: era un infarto porque no había tomado sus pastillas”.

“Era imposible hacer otra cosa con el hombre. El señor y la hija iban a Gastona. Estaban esperando un auto pirata. Estábamos a ocho kilómetros del Hospital de Concepción. No había otra forma hasta que me paró un auto, lo subimos y fueron al Padilla. Sé que todavía estaba internado. Y que la señora creó un facebook para buscarme. Se llama Ana María Campos, pero no la quiero molestar. Yo me tenía que parar a ayudarlo. Ella me ha agradecido, y me ha dicho quería darme un regalo”.

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La hija del señor al que Cinthia Placente le salvó la vida en ese momento publicó en las redes sociales un pedido: quería saber quién era la joven para agradecerle. Decía la publicación:

“Con el permiso del administrador soy una persona mayor y no suelo usar mucho las redes. Quiero publicar esto y más que nada agradecer a una jovencita que hoy tuvo el gran corazón de ayudarnos a mi papá y a mí por la ruta 365”.

“La verdad que se portó de 1000 con nosotros porque hoy en día por todo el tema del Covid, hoy en día nadie tiene generosidad de pararse y darnos una mano. Ayer cerca de las 16:00 a la altura de Iltico salimos con papá a esperar un pirata para volver a nuestra casa que vivimos en Gastona”.

“Papá se empezó a sentir mal con un fuerte dolor pecho, cayó desplomado al piso y yo desesperada sin saber que hacer pedí ayuda pero no. Es como que nadie nos veía y yo siempre digo que Dios pone a las personas en el momento justo”.

“Esta joven se paró y me ofreció ayuda: yo al principio le grité y no quería que lo tocara porque tenía miedo de que ella no tenga idea de lo que estaba por hacer. Me calmó y me pidió que confiara en ella. Déjenme contarles que papá tuvo un infarto por no haber tomado sus pastillas y gracias a ella que le hizo los primeros auxilios está con vida”.

“Necesito dar con ella. Es una jovencita muy simpática. Tiene el pelo corto, ojos verdes. Andaba con una musculosa flúor y una bicicleta de esas que tiene las ruedas finitas. Por favor, si alguien la conoce, les voy a agradecer”.

Las palabras de doña Ana María Campos emocionan a Cinthia Placente, la jovencita de ojos verdes y bicicleta con las ruedas finitas que buscaba: “La verdad que sí, ha sido un año bastante complicado y me siento orgullosa de haber ayudado. Anoche, en la cena de Año Nuevo, veía a mi abuelo enfrente y pensaba en el hombre, en ese hombre tirado en la ruta, ahora en el Padilla, esperando que esté bien”.

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