El dólar “blue” le da un respiro al mercado en una semana en la que la devaluación desordenada del tipo de cambio oficial trastocó todos los precios y puso a los argentinos al borde de un ataque de nervios. La brusca corrección del 22% fue el argumento para que el sector comercial aplicara remarcaciones de un promedio del 25%. El dólar baja, pero difícilmente el resto de los precios sigan esa curva descendente.
La transición hacia el 10 de diciembre será muy compleja porque estamos en medio de una gran paradoja: los votos del 13 de agosto muestran predisposición de la población a encarar reformas profundas, pero hoy es imposible saber quién y cómo habrá de liderarlas y, mientras estos dilemas se resuelven, afloran todas las inconsistencias de la política económica que el gobierno había tratado de disimular, advierten los economistas del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez. Debido a ese escenario, en el país se sostiene la estanflación.
El tipo de cambio del Contado con Liquidación (CCL) de $ 723 es el más alto en 13 meses, siempre medido en términos constantes a fin de poder efectuar comparaciones. Esto implica que se encuentra en valores similares a la turbulencia que se produjo tras la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán, cuando el CCL hizo un pico de $ 736 a precios de hoy, indican los investigadores. Otro tanto ocurre con el valor del dólar “blue”, que incluso superó el pico de $ 741 observado en julio del año pasado.
Según el Ieral, la falta de reservas y una aceleración de la inflación que a partir de agosto podría instalarse por encima del 12% mensual, hacen efímeros los intentos por anclar las expectativas. Se procuró hacerlo asegurando que el tipo de cambio oficial, ahora en $ 350, se mantendrá hasta mediados de octubre. Pero, al ritmo más acelerado de la inflación, el tipo de cambio llegará a principios de octubre con un atraso similar al de julio. Así, la próxima devaluación ocurrirá en un contexto en el que para el mercado será insuficiente un salto de 22% del tipo de cambio, tal como se dio el día después de las PASO.
El contexto político electoral condiciona el rumbo económico. Los tres tercios que comparten el libertario Javier Milei, la dirigente de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich y el oficialista Sergio Massa es un resultado que mantiene una altísima incertidumbre y lleva a que el escenario de segunda vuelta sea altamente probable. En materia económica, este escenario implica en el corto plazo que “el futuro” no pueda anclar expectativas. La contracara es el mediano plazo, debido a que entre La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio sumaron casi 60% de los votos, con el consecuente impacto en la próxima eventual conformación del Congreso, advierte el reporte al que accedió LA GACETA.
Vasconcelos agrega que la agenda del gobierno, tratando de evitar el default con el FMI, no evita aceleración de la inflación ni mayor contracción de la economía. El telón de fondo de la actual aceleración inflacionaria es muy preocupante, porque la demanda de dinero puede seguir cayendo (circulación más rápida de los pesos) al mismo tiempo que se profundiza la contracción de la oferta por falta de insumos, o directamente por la decisión de retacear ventas ante la dificultad para calcular el precio de reposición de las mercaderías. Los investigadores del Ieral puntualizan que la devaluación del 14 de agosto junto con la marcada tendencia alcista de los dólares libres está alimentando lo que se denomina “la inflación de costos”. “Obviamente, a esta dinámica se están acoplando en estas horas los reclamos sindicales de reapertura de paritarias. Lo aconsejable en estas circunstancias es acortar el plazo de duración de estos acuerdos, ante la dificultad para predecir la inflación. Tres meses ya es largo plazo”, afirman Vasconcelos y Gutiérrez en su informe.
En el frente externo, subsiste la frazada corta, el dilema entre seguir vendiendo dólares en el segmento libre versus atender la demanda de divisas para importaciones, tratando que el aparato productivo no se paralice. La sangría de reservas que el Banco Central (BCRA) ha tenido a lo largo de 2023 ha llevado a las reservas brutas a su nivel más bajo desde el 11 de mayo de 2006, con una pérdida de U$S 20.770 millones en poco más de siete meses y reservas netas negativas en torno a los U$S 10.000 millones.
¿Se puede aplicar la receta de dolarización?
-Según el Ieral, la dolarización es muy buena como slogan, pero no como receta para la economía argentina. Se plantea que el modelo a seguir es el ecuatoriano, pero se minimizan los problemas estructurales que subsisten y se olvidan las peculiaridades de aquella experiencia, añade.
-La sustitución del sucre por el dólar fue un proceso rápido, antes de que terminara 2000 ya se había canjeado la base monetaria. Pero eso fue posible porque había reservas suficientes y porque, previamente (en abril de 1999), los depósitos bancarios se habían dolarizado y reestructurado a cinco años (similar al Plan Bonex de 1990)
– La dolarización pudo consolidarse en Ecuador porque en la década en la que se comenzó a aplicar se cuadruplicó el precio del petróleo, el principal producto en términos de exportaciones y de recaudación fiscal.
-En la Argentina el Banco Central no tiene las divisas para rescatar sus pasivos monetarios en pesos, ni se discute la importancia de conformar un Fondo Anticíclico un instrumento imprescindible si se sacrifican la política monetaria y cambiaria.
-Se ignora una enseñanza de la crisis de convertibilidad: el Central tenía los dólares para cubrir los pesos de la base monetaria, pero no para los depósitos a plazo. No es aconsejable diseñar un régimen monetario/cambiario sin contemplar escenarios de crisis en el sistema bancario.
-Se necesitarían U$S 40.000 millones para encarar la dolarización: al no demostrarse como se conseguirían, la brecha cambiaria sufre presión al alza, ya que se hacen cálculos sobre el (muy elevado) nivel del tipo de cambio que se requeriría para que los “números cierren”.
-Para los desafíos que enfrenta la Argentina, conviene repasar la experiencia de Israel, que lanzó su plan de estabilización en 1985 y es el más exitoso desde entonces. Israel creció a un ritmo por habitante más que duplicando a Ecuador, sus exportaciones por habitante llegan a los 15.000 dólares/año, y su moneda es muy estable.
-¿Por qué Israel y no Ecuador? Para salir de la estanflación, la estabilidad es condición necesaria, no suficiente. Se sabe que la política monetaria y fiscal tiene que ser consistente, pero hay pasos adicionales. En el caso de la Argentina, hay que comenzar a desmontar los cepos al cambio y al comercio exterior, variables que no pueden faltar en la ecuación.