El gobernador Juan Manzur presentó en el Hipódromo de Tucumán el plan de obras públicas para las 93 comunas rurales del interior provincial. Sin embargo, lo trascendente del hecho pasa por la lectura política que se le dio al acto. Y es que significó el puntapié inicial del oficialismo con miras a la campaña electoral de este año en el que el Gobierno nacional ordenó a las administraciones provinciales victorias holgadas.
Y es que apuntan a conseguir más congresistas, tanto en la Cámara baja como en el Senado para poder seguir haciendo de las suyas. En ese marco es que se lanzó el llamado “Programa Comunas Rurales”, para lo cual el jefe del Poder Ejecutivo invitó al evento a los 93 comisionados rurales, así como también a todos los miembros de su gabinete. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿Acaso Manzur intentó realizar una especie de muestra de poder?
No es casualidad que se trate de una iniciativa que apunta a ejecutar, en el corto plazo, una obra que las propias autoridades locales consideren prioritaria para su jurisdicción. A partir de ello, se solicitará el asesoramiento técnico de los colegios de profesionales de Arquitectura y de Ingenieros. El financiamiento para ese trámite administrativo provendrá de la Caja Popular de Ahorros (CPA).
Lo que sucede es que más bien parece una forma de generar disciplinamiento en los dirigentes comunales que se mueven en el interior, justamente, donde el titular de la Legislatura provincial, Osvaldo Jaldo, tiene su fortaleza política. Parece una suerte de compra de voluntades disfrazada de obras para las comunas. “Estamos poniendo en marcha sueños, trabajo y esperanza”, afirmó Juan Manzur.
Incluso, ante la dirigencia manzurista, el gobernador describió las sensaciones de haber recorrido el interior en este tiempo como si tratara de convencer a su tropa de que él también cuenta con poder más allá de la zona urbana de la provincia. “Disfruté mucho de ver con qué esfuerzo y con cuánto sacrificio llevaban adelante su tarea los comisionados rurales”, manifestó el gobernador.
La realidad es que los comisionados rurales olfatean que el gobernador empieza a sentirse débil y teme que Osvaldo Jaldo le gane de mano, por lo que apunta a cooptar a la máxima cantidad de dirigentes que pueda y domarlos ya sea con el látigo o con la chequera a la vieja usanza del kirchnerismo. Tal vez Juan Manzur contemple que el barco en el que navega su gestión comienza a hacer agua.
Sin ir más lejos, ayer enfatizó en que su gestión forma parte “de un gran equipo nacional, con Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner”, en un intento de evitar que el kirchnerismo se vuelque en favor de Osvaldo Jaldo. Y, antes de finalizar el acto, lanzó un mensaje a su dirigencia, “el gobernador está firme y está fuerte”. Ya lo dice el dicho, dime de qué alardeas y te diré de qué careces.