Parece mentira pero, apenas 24 horas después desde que diéramos cuenta en Tucumán Despierta acerca de los comerciantes de Yerba Buena estaban pensando seriamente en hacer un llamado a la rebeldía fiscal a causa de la ola de inseguridad que invade a la Ciudad Jardín, trascendió la noticia sobre el accionar burlón de un grupo de delincuentes que integran una banda que realizó un robo millonario en el Country La Arboleda.
En ese marco, los malvivientes habrían paseado en bicicletas robadas por el barrio privado hasta el lugar que tenían marcado, acto seguido, procedieron a realizar sendos asaltos en tres casas. Si bien es cierto que tanto la Policía como la Justicia están en deuda con la totalidad de la población. Pero, sobre todo, es el mismísimo intendente de Yerba Buena quien debería dar la cara y hacerse cargo de la problemática de la inseguridad.
Justamente, la falta de seguridad por culpa de la indiferencia de la gestión de Mariano Campero ha sido funcional al hecho de que la delincuencia haya esparcido sus tentáculos a lo largo y ancho del municipio sin que la gente obtenga algún tipo de respuesta, ante lo que consideran un abandono por parte del intendente de Yerba Buena, quien prefiere pasearse por Banda del Río Salí en compañía del legislador Ricardo Bussi y del intendente de Concepción, Roberto Sánchez.
Y es que el intendente de Yerba Buena prefirió dedicar su tiempo en especular con la posibilidad de convertirse en el líder de la oposición tucumana, antes que cumplir con lo que manda el voto popular, es decir, gobernar a quienes representa, o sea, a los habitantes de Yerba Buena. Caso contrario, estaría cayendo en una lisa y llana estafa electoral. ¿Acaso tendrá que ocurrir una tragedia para que Campero tome consciencia y se haga cargo?
En ese marco, la inseguridad en Yerba Buena no da respiro, mientras el intendente está concentrado en sus ambiciones personales, cuya consecuencia más visible es el hecho de que la Ciudad Jardín se encuentre cercada por la delincuencia. Lo peor del caso, es el hecho de que los efectivos policiales propios con los que cuenta el Municipio no sólo son escasos, sino que, además, no se encuentra bien equipados.
Pero también, el problema no sólo se radica en la falta de recursos para hacer prevención, sino también en cuestiones básicas. Y es que las dependencias cada vez tienen menos recursos. En ese contexto, son tan escasos los hombres que hay en cada comisaría que no siempre es posible realizar una denuncia porque el oficial salió a realizar una intervención o porque directamente no hay uno.
Ya es hora de que Mariano Campero se dé cuenta de que Yerba Buena necesita de gestión ahora, por lo que el intendente debe ocuparse de la problemática de la inseguridad en lugar de continuar velando por sus intereses personales y egoístas. No vaya a ser cosa que sólo atine a hacer algo cuando la amenaza de una rebelión fiscal ponga en jaque la cantidad de dinero que el Municipio recauda a pesar de que no puede hacerse cargo de brindar seguridad a los vecinos.